EPISODIO 5-MACEDONIO FERNANDEZ
Conferencia no anunciada de Recienvenido en el local de su accidente
Deseosos de. ser "útiles a nosotros mismos y a nuestros semejantes", para lo cual nos han
educado gratuitamente, dejamos ¿en pos de alguien, de la "bella desconocida"? a
Recienvenido, bregando en medio de la vía por levantarse de su accidente. Autores como
somos de muchas autobiografías exactísimas, hemos experimentado que aparece de tanto en
tanto en las narrativas algún momento literario en que el escritor debe dejar a su protagonista:
ese instante sonó ahora, cuando todo nos impulsaba a consolarlo, demostrándole que no se
había caído sino que, miradas desde una ambulancia de la Asistencia, las personas que se
quejan y muestran desgarradas las ropas parecen caídas.
Irritábase por nuestro alejamiento y la concurrencia de gran público que, llegado seguramente
de otro punto, arribó no obstante tan pronto como si la ambulancia lo trajera por previsión
gubernamental junto con los auxilios en vista de la morosidad del público no oficial, o como
si existieran destacamentos de público apostados distributivamente en las proximidades de
los lugares para accidentes, que acudirían en un instanite a curar con su presencia a la persona
que al final de una caída es atropellada por el suelo. La rapidez con que se improvisa una
concurrencia en redor de un asesinado, robado o derribado, evidencia el esfuerzo de amor
propio con que la población quisiera demostrarse superior en ligereza de piernas a la víctima.
En una caída de tres metros el piso llega demasiado tarde y daría tiempo al público para
llegarantes del accidente, que es Toque merece una ciudad como Buenos Aires, pues es
descrédito para una metrópoli de canillitas y futbolistas que cualquier común accidentado los
supere en agilidad y llegue siempre al lugar antes.
Tal lo dijo en su exordio, en aquella ocasión de conferencista, Recienvenido, irritado por su
desastre y tratando de humillar a la gente que se había agolpado a mirarlo.
Disertó así. "Deberes y Responsabilidades de un Público de Accidentes:
"Si os proclamáis habitantes de la ciudad que no sólo vende mas diarios sino que gracias a
sus raudos canillitas los vende más pronto, y del mejor fútbol del mundo, no os hagáis nunca
esperar de un accidentado y
penetráos de que el modo de no llegar tarde será llegar antes del suceso. Esforzáos, por lo
menos, en ser un público de las caídas que llegue antes que el suelo.
"Inmediatamente, vosotros que lo esperáis le diréis, lisonjeándolo merecidamente:
"-Crea usted, señor, que es la única persona que ha conseguido quebrarse una pierna en el
metro cuadrado donde usted está. Muchos lo han intentado y nos han hecho esperar
repetidamente, sin conseguirlo.
"Es admirable cómo de una vereda tan baja, en un suelo tan escaso y con una pierna tan
pequeña, habéis conseguido una cojera tan completa y durable.
"Además, vuestro accidente tiene el mérito de que se ven claramente todos los elementos
causales del suceso; tan pronto como os avistamos percibimos que el motivo ocasional de
vuestra caída tenía que haber sido el hecho de haber, durante vuestro sueño de la pasada
noche, soñado con bananas enteras; y como los sueños se realizan por mitad, ahora habéis
caminado sólo sobre las cáscaras
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