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Amparo Estévez Saviza

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Considero que un espacio interactivo debe servir para comunicar, compartir y pasar momentos agradables que nos ayuden a pensar la vida como bella y en este caso específico a conocer a los escritores y poetas que en todo momento transbordan vidas diversas arte y sueños a nuestro corazón...

viernes, 8 de noviembre de 2013

ESPACIO DEDICADO A LAS CARTAS A VIVA VOZ - La carta del REBOTE




LA CARTA DEL REBOTE
Querida amiga
Ya me estoy preparando para partir donde Tú, mujer molesta, no puedas alcanzarme.
Antes quiero preguntarte por qué te ensañas conmigo. Nunca te di esperanzas. Nunca te hablé de Amor. Siempre te traté con respeto y sin embargo me sigues por donde voy. Te metes en mis sueños. Tomas las riendas sin permiso. Crees saberlo todo y sabes qué, estoy muy bien así. Me viene mal tu permanencia. Me viene mal tu consecuencia. Me viene mal que te metas en mi cabeza y no tengas ningún apuro en salir. No quiero lastimarte ni tomar una aspirina para el dolor. Me gusta que me duelas así te rechazo más. No se como darte una lección para que entiendas. Las garrapatas son menos fastidiosas. No niego que me halagas con tu actitud. Me gusta sentirme importante para Ti-No sé que haré el día que dejes de molestarme. El día que no pueda correr a espiarte. ¿Cuándo podré verte como una mujer madura que se vea más como mi mamá y no como deleite de las almas? Si sigues jugando conmigo terminaré jugando también y este equilibrio que trato de guardar, ya no servirá y tengo miedo que ese día te conviertas en una bruja y ya no te vea más…

Autorizada. Derechos Reservados de Autor

Alondra VALEY - HOY ME ENCONTRÉ CON EL ROBLE






Alondra Valey
HOY ME ENCONTRÉ CON EL ROBLE

Y lo supuse tan firme, lleno de convicciones, tan fuerte, tan decidido, no parecía que nada lo turbara… Tan lleno de vida, tan conquistador, tan tierno a veces, tan sencillo y querible.
De cerca sentía admiración por su prosa de follaje colorido y ramas para sostenerse, aún en temibles vientos.
Todos lo miraban pero nadie se comprometía a sostenerlo en caso de tempestades. Aquellos que lo conocían hablaban de él. Adulaban a veces, sensiblemente. Lo pensaban cuando se perdía por largos días en las sombras sin ver el sol. Pero nadie osaba interrumpir sus silencios ni entrar en el escondite de sus hojas.
Pero yo conocí su íntima tristeza por la soledad de sus raíces que no le permitían correr cuando deseaba huir.
Yo entendí sus secretos…Nunca me los dijo pero los supe y no pude hacer nada. Prohibida mi estancia, salía a la ventana para observar si estaba en el mismo lugar. Si no se habían secado sus hojas…Pero…Cuando intentaba acercarme con un poco de agua notaba que no era bienvenida. ¡Se había acostumbrado a su soledad!