¡¡¡GRACIAS POR ESTAR SIEMPRE!!!

¡¡¡GRACIAS POR ESTAR SIEMPRE!!!
AUTORA-AmPaRo EsTeVeZ SaViZa
Powered By Blogger

visitas del día

Vistas de página en total

Amparo Estévez Saviza

Mi foto
Considero que un espacio interactivo debe servir para comunicar, compartir y pasar momentos agradables que nos ayuden a pensar la vida como bella y en este caso específico a conocer a los escritores y poetas que en todo momento transbordan vidas diversas arte y sueños a nuestro corazón...

miércoles, 12 de febrero de 2014

¡¡¡PRESTAR ATENCIÓN!!!


DE LA WEB
AMIGOS: DESEO RECORDARLES QUE AQUELLAS PUBLICACIONES QUE NO APARECEN EN PRIMER LUGAR, EN EL INICIO, USTEDES LAS ENCUENTRAN AL FINAL,ABAJO DONDE DICE
"VER TODO"
SE REMITIRÁN A LA PÁGINA QUE ARCHIVA TODO CON EL SEUDÓNIMO DE MARTINA MURILLO-GRACIAS Y NO OLVIDEN DEJAR SU OPINIÓN EN COMENTARIOS._

EJEMPLO:

Martina Murillo
Se ha compartido públicamente. - 10/2/2014

TE AMO-PABLO NERUDA
Te Amo Te amo te amo de una manera inexplicable, de una forma inconfesable, de un modo contradictorio. Te amo con mis estados de ánimo que son muchos, y cambian de humor continuamente. por lo que ya sabes, el tiempo, la vida, la muerte. Te amo... con el mun...

PORTADA DEL ARCHIVO


EPISODIO 11 - MACEDONIO FERNANDEZ




OLMEDO

EPISODIO 11 - MACEDONIO FERNANDEZ

El "capítulo siguiente" de la autobiografía del Recienvenido

Sobreviene dicho capítulo
Aniversario de Recienvenido
No sé si por algunos excesos de conducta o por observancias poco estrictas en mi régimen de
vida cumpliré en breve cincuenta años. No lo he efectuado antes porque cada vez que
impacienté el tiempo, adelantando algún acontecimiento, me cambiaron uno bueno por uno
malo. La elección de un día invariable de cumpleaños me ha permitido conocerlo tan bien
que aun con los ojos vendados cumpliría mi aniversario.
Alguien dirá: ¡Pero Recienvenido, otra vez de cumpleaños! ¡Usted no se corrige! ¡la
experiencia no le sirve de nada! ¡A su edad cumpliendo años!
Yo efectivamente entre amigos no lo haría. Mas en las biografías nada más exigido.
Otros juzgarán que el anuncio de mi próximo aniversario va encaminando a incitar a los
cronistas sociales para recordarme con encomios. "Nadie como el señor R. ha cumplido tan
pronto los cincuenta años"; o bien "A pesar de que esto le sucedía por primera vez cumplió su
medio siglo el apreciado caballero como si siempre lo hubiera hecho". Alguien con algún
desdén: "Con la higiene y la ciencia moderna, quién no tiene hoy cincuenta años". "A su edad
no tenía mucho que elegir".
En fin, lo cierto es que nunca he cumplido tantos años en un solo día. Nací el 14 de octubre
de 1875 y desde este desarreglo empezó para mí un continuo vivir. La autenticidad de mi
condición de solterón en ese momento fue indiscutida, pero yo le añadí el malhumor que la
distingue, pidiendo inmediatamente en el idioma que no tiene filólogos el Libro de Quejas.
Cuando me lo facilitaron tres meses después en una sacristía, me había olvidado de los
motivos de protesta fuera de que no habían dejado espacio en el sucio, malhadado y gran
tomo los que se habían quejado primero. Puse mi nombre y la fatuidad de tenerlo me distrajo
de reflexionar que aquél era el "Libro de Quejas", de la vida.
Este fue mi punto de partida y la fecha que escogí para mis aniversarios. Pero la serie de mis
cumpleaños ha sufrido recientemente una variante.
Hace cinco años conocía a la mamá de un amigo rosarino y vine a saber que...
No lea tan ligero, mi lector, que no alcanzo con mi escritura adonde está usted leyendo. Va a
suceder si seguimos así que nos van a multar la velocidad. Por ahora no escribo nada;
acostúmbrese. Cuando recomience se notará. Tengo aquí que ordenar estrictamente mi
narrativa porque si pongo el tranvía delante de mí no sucederá lo que sucedió.
Ahora continúo. Me había trasladado a Rosario para hacer anotar en el Libro de Patentes,
invento por medio con otros dos inventos míos, uno nuevo (recordará usted que soy inventor
y esto justifica ciertos estados de intensidad intelectual -a veces parezco dormido en estos
paroxismosdurante los cuales mi libro no adelanta nada, como habrá usted advertido). ¿Nota
usted que continúo? Pensando en ello en mitad de los rieles del
tranvía, iba yo a redondear teóricamente un procedimiento automático para limitar la
prestación del fuego de los cigarrillos que me había encargado la "Compañía de Fósforos ya
Raspados", cuando sin ninguna dificultad un coche-motor me embistió cerca, pronto y todo.
Como yo no abandono un pensamiento tan adelantado, media hora después salía de la
Asistencia con mi invento completo y vendado.
No interrumpí tampoco mi cumpleaños, que era ese día. Mas conducido por un amigo a su
casa de familia, festejábase en ella el onomástico de la mamá; y tanto fue lo que se conversó
que la señora y yo vinimos a entender por qué el día de nuestro aniversario nos había
parecido siempre tan estrecho, a causa de que lo ocupábamos dos personas con el mismo
suceso. En el acto de mi pronta imaginación percibió que había allí algo que pensar y
patentar.
Tengo desde entonces con la señora una combinación, por resorte de la cual debemos ocupar
alternativamente el 1º de octubre para día natalicio, a cuyo efecto ella me avisará cada año si
le gusta ese 1º de octubre. Yo recomiendo mi combinación aunque hasta hoy no me ha dado
provecho; desde entonces la señora no ha expreado su opión por ningún año ni siquiera por
ensayar el procedimiento: probablemente teme que falle.
La cláusula del aviso fue un error; y además siempre será prudente combinar con personas
formales. De todas suertes desde dicho pacto desapareció de mis cumpleaños aquel malestar
muy parecido al que se experimenta cuando a uno lo están leyendo en una revista que ya con
ese número ha salido del todo.
Por eso me esmero aquí en cesar y aquí apago yo también que ya es tarde, y aún más tarde
que ahora; y es fineza que el lector estima, madrugar el concluir y yo gusto de naufragar con
quien navego[1] y no yo en otro barco; asimismo huyo de asistir al final de mis escritos, por
lo que antes de ello los termino.
Y no hay escrito mío en que no me acuerde al Fin de la comodidad del lector (si no se la
buscó ya él) que en todo Proa no estamos haciendo otra cosa. Le preparamos el total de su
comodidad: dejamos deaparecer; y así, de una sola vez, hacemos más por él que con doce
números seguidos. No habíamos pensado antes en este modo de divertirlo... Que si lo
pensáramos antes del primer número... Otra vez haced las señas más claras, señores lectores:
cuando íbamos a salir con la presente revista parecíame que las señas que nos hacíais eran las
de salir. Porque las hacéis como no las queréis, diremos imitando a sor Juana Inés de la Cruz.
("Proa", 1925).

EPISODIO 10- -MACEDONIO FERNANDEZ



OLMEDO


EPISODIO 10- -MACEDONIO FERNANDEZ

El "capítulo siguiente" de la autobiografía del Recienvenido

Recuerdo que en las primeras experiencias con la desmontable, el atacante quedaba con el
trozo de solapa en la mano tendida, como quien ofrece una muestra de género y por fin le
pegaba una estampilla y la echaba en el convincente color rojo del buzón: porque la tiesura,
redondez y sinapismado colorde un buzón concluyen con cualquier vacilación. La perfecta
necesidad de una solapa para entablar un "solo" la comprendí ya a causa de no haber visto en
las calles que se entablara con un caballero desnudo; y preví el infalible efecto de una
desmontable. Los "solos" de viva voz extinguiéronse; se refugiaron en las imprentas
originando aquel gran renacimiento literario, cuyo partero creo fui, y al que contribuí también
con mi autobiografía de recién venido; se dijo de mi libro que nunca había sido escrito antes,
tan extraordinario pareció. Pero tampoco nunca fue leído después, porque la suma seriedad
que se apoderó de mí al redactarlo dio a mis primeras páginas un tono tal de tercer tomo y
"continuará" que aquel lector que con sólo perseverar la lectura dos páginas, recuperó el
sueño, sonó que aún no había empezado a leer la "Autobiografía" (tanto era su sentimiento de
bienestar), fundando su ensueño en que no recordaba nada del primer tomo: las perseverantes
trescientas páginas que seguían se las hubieron con un lector dormido.
Quédame por computar las cosas desagradables que me atribuye el Editor como invitado
social. La apreciada señora a quien alude, muy al contrario, nunca me habló con desagrado;
ni volvió a invitarme a comer, pues era de mucha memoria y no necesitaba mi presencia para
recordarme siempre.
En cuanto al agujero que yo buscaba era uno que me había hecho en la mente una reciente
lectura; ya entonces continuaba escribiendo Maeterlink, precursor de Bergson, Bochme,
Noval is, y otro caso de memoria excesiva; ya también Leopardi había descubierto la maldad
humana; y... todavía no había quejas de mí: nadie había empezado a leer lo que sigue.
("Proa", 1924)
El capítulo siguiente (Pequeña nota del editor)
Señor Director de "Proa"
¿He acertado con el señor Borges? ¿Con el señor Güiraldes? ¿Con el señor Brandán
Caraffa?...
Y bien, soy el más obsecuente dirigido de usted y congratulándome del acierto con que inicio
el día pues su dirección en "Proa" es la que siempre prefiero leer, me redacto por su atento
servidor y comienzo con estas palabras:
¿Qué se me dice, señor Director? ¿Parece que "Proa" está bastante lázarocosta y que entre
este número y el próximo podrá circular holgadamente la eternidad? Si a"Proa" la hubieran
hecho darse vuelta, concluida su primera existencia podría ahora empezara vivir del lado del
revés. Para leer de este lado yo preparé a los lectores con aquel trabajito de metafísica, y
cuando en octubre se vea en todo detalle lo que es un número no salido, esmeradamente
abstenido, se sospechará por qué no publiqué juntos el artículo y su comprehensión,
reservando ésta para los ejemplares que por turno se alternarán en no aparecer hasta un
desconcertador último de la no existencia invariable de "Proa", que se hojearía doquiera con
el afán y la certeza, firme en todo ente sensible, de que el "ser" es la única posibilidad, de que
la muerte se vive también y tanto.
Yo traía completamente empezado el prometido capítulo y entraba a la Redacción cuando
Editor me alcanza a medias con la voz y me detiene todo con el brazo que le sale de ambos
hombros. "Proa" no sigue, me dice, hase decidido que el último número no contenga nada de
género "siguiente"; sino sólo conclusiones y abstenciones, a fin de que la entrega postrera
tenga catadura al mismo tiempo de última y de no salida. S u gran Capítulo Siguiente hágalo
doler en otra Revista...! Así me aturdió y distrajo dejándome en la puerta, fallida mi
esperanza de una publicación sin " nota" suya...
¡Qué hombre pesado! Para bien que se calle habrá que dejarlo decir. Agradecido a tal
tolerancia condesciende en llegar al estado de inacción oral al final; antes de eso no hay
silencio posible sino el ajeno. Francamente la noticia me sobresaltó como un café con leche
derramado y ya que se ha derramado yo le sacaré un provecho a la comparación que no se
esperaría de una catástrofe tan "completa". Colectando con la cucharita algo de azúcar y de
líquido hago a usted mi Director una pregunta: ¿Los números que no aparezcan serán más
fáciles de dirigir o al contrario será como cuando un "completo" se hace mantel y las puntas
líquidas avanzantes animadas de un gusto sin prevenciones por todas las posiciones y rumbos
del espacio se tiendan tan prontas y divididas que no hay que pensar en dirigirlas, tanto más
cuanto que, lo primero que han hecho es suscribir vuestro pantalón claro a su acontecimiento
y preparar una semana de prosperidad para las tintorerías en todos los trajes vecinos, a cuyo
socorro hay que acudir ante todo? Invariablemente, he notado, se ataca la inundación con
denuestos, pero en la nerviosidad del momento se asestan con trémula puntería y no tienen
eficacia para contenerla. Es un verdadero incendio, señor Director, en que no se sabe nada del
fuego.
Pues, deseaba mucho informar a la Redacción que la publicación de aquel fragmento de
Recienvenido en "Proa" me ha valido grandemente, atrayéndome numerosas órdenes o
encargos de rellenar vidas desconocidas por mérito a la especialidad de mi aptitud probada en
dichas páginas.
Varios parientes de personas ignoradas me han requerido para biografiar a éstas. Pero a
menudo sus estimadas órdenes llegan deficientes en datos acerca de las personalidades de
existencia y parentesco con ellos
ignorados, y debo prevenir en general que aunque muy gustoso sólo podré satisfacer sus
pedidos si, como mínimo, se me concreta el dato del lugar y fecha en que no se supo que
existieran. Así no correré el riesgo de confundir un desconocido con otro. De otra manera con
un sólo desconocido tendría para todos los solicitantes. Con este aviso me apago y soy de
usted amigo y atentísimo seguro servidor.
EL EDITOR.
Sobreviene dicho


EPISODIO 9-MACEDONIO FERNANDEZ - El "capítulo siguiente" de la autobiografía del Recienvenido



OLMEDO

EPISODIO 9-MACEDONIO FERNANDEZ

El "capítulo siguiente" de la autobiografía del Recienvenido

He aquí el mencionado capítulo. El desagradecido autor lo precede de una nota originada por
mi prefacio, cuya palmaria injusticia inclinará hacia mí al lector, sobre todo si se encuentra a
bordo de un buque de compañía tempestuosa y el barquinazo de una ola me lo echa encima.
No me mortifica su publicación. Es muy gastado, y nadie hace caso, el recurso de notas y
explicaciones.
Heme aquí, por fin. Surjo únicamente para que no se me confunda con cierto Editor. Soy sólo
el autor de un manuscrito encontrado. En tan modesta calidad no debía deparárseme, no me
convenía, un inagradecible editor grandote, de voz resonante, a cuyo lado deba yo pasearme
por la publicidad, como me ha resultado con éste y como le sucede a ciudadano rebanado y
menudo, presumido y pulido, a quien le llega amigo rural, hombrón estentóreo aumentado
con grandes botas, que parece haberse calzado dos galpones de su establecimiento; y tócale
hacerle conocer la ciudad y divertirlo.
No se me suponga partícipe en la facción de esa nota. No tiene más propósito que expedir una
apretada serie de chistes indoloros y calmosos, mal acertados y ni siquiera ajenos: imposible
otro autor de ellos; recolectados y guardados por años, metidos y yuxtapuestos a la fuerza,
uniformados con el traje de chistes de familia, que los imprime, ya tan reídos en casa, que no
les queda qué sacárseles por lectura. Y hay que ver cómo los festeja. Es seguro que no le ha
quedado ninguno; antes de diez o más años no vuelve a hablar: hoy mismo habrá comenzado
la nueva recolección.
Lo de imaginada nueva literatura es cosa de desesperados; no la conozco y no me gusta.
Si lo hubiera animado el deseo de favorecerme, sabe perfectamente que, por ejemplo, soy el
inventor del paréntesis de un solo palito; de la solapa desmontable contra solistas (es una
solapita artificial, de gran sencillez, que sustituye parte de la solapa natural, que nace con el
saco, de gusto agradable y fácil digestión). Caramba: estoy confundido con un invento
higiénico que proporciona la longevidad, por nonagenaria que sea la edad del que usa el
remedio por la primera vez. Es un medicamento, que quién sabe por qué y felizmente para la
humanidad, no se puede conseguir gratis, fácil de destapar y verter, que suplanta el extremo
libre de esa orejita o solapa que tienen los sacos... (i Ah! un error feliz: ahora estoy en el
invento de la solapa que debía tratar primero) que tienen los sacos y de la cual se apodera el
solista experto, desengañado de la fugacidad del hombre abordado en la calle. Una vez
posesionado de vuestro saco el solista ya no hace caso de vos; se limita a hablaros pero no
necesita miraros. Al contrario, escudriña la calle atisbando otro candidato para cuando se le
apague el actual y entonces desmontáis la solapa, la atáis al buzón que se suele parar en esa
esquina; y... ese tranvía que pasa es el que os lleva adonde marca su itinerario, tan bueno
como cualquier otro.
Inventé los cuellos de camisa iguales a los otros, pero que se pueden llevar en los bolsillos o
dejarlos de usar; como Intendente tuve la visión de la supresión edilicia de las esquinas con lo
que concluyó la plaga
política que se apoya en sus paredes. ¡Extirpación tan completa constriñó a las niñas a dar
vuelta a la manzana, en el balcón únicamente, con la moral a vista de sus padres! Doté de dos
veredas de enfrente y de rumbo Norte-Sud que es el más vistoso, a todas las calles y cuando
este rumbo tan solicitado se agotó...
Supongo no habré dado motivo al lector para cavilar si la desmontable de mi invención, sería
extensible a los solistas escritos.

LO HACEN PARA AMAR - AmPaRo EsTeVeZ SaViZa



MIS FLORES


"LO HACEN PARA AMAR"

“Los corazones que rompen el silencio
lo hacen para amar…”

¡Si el corazón calla se manifiesta en soledad!

Unas veces llorando u otras riendo,
encuentran en el silencio, la verdad

“Los corazones que rompen el silencio
Lo hacen para amar”

¡Si el corazón calla se manifiesta en soledad!

Se bebe los instantes y también los llantos
dibujando sonrisas en muecas de ansiedad

“Los corazones que rompen el silencio
lo hacen para amar”

¡Si el corazón calla se manifiesta en soledad!

A veces esperando las caricias de otras manos
esperanzas, soles y lunas en eclipse total

¡Esperando el justo momento de volver a soñar!

Si tienes un corazón fatigado de amar…
Busca por qué sin razones
Se niega a claudicar y acalla en soledad

Es porque hay caricias difíciles de olvidar
besos que anidan en las bocas, más allá
y los presagios malditos de no poder retornar

“Los corazones que rompen el silencio
lo hacen para amar”

Esperando el justo momento de volver a soñar!

Bastará que otra mirada
anide en su palpitar ¡Y ya nada más!

Tu corazón acallado volverá a soñar
Y sólo ama, sin latidos que acallar…

AmPaRo EsTeVeZ SaViZa
D.R.A.0112022014
12/02/2014- ARGENTINA