Autorretrato
13 de septiembre de 2014 a la(s) 10:07
A veces no recuerdo
ni su nombre,
entonces nervioso
con mi mala voz
voy preguntando,
a veces sólo puedo compararla,
y por toda su piel imagino la noche,
y por su corazón, el hombre,
y por sus manos, los árboles,
que en cuadros imaginarios
llevo a mi lecho,
por sus caricias,
por sus besos,
por su mirada
que al despertar era mía,
y una grieta se asoma
al balcón de mi paisaje.
A veces me recorro
a las calles que de su mano me dediqué,
y me acompaño de su piel,
como esa cálida ternura de otoño,
y me invade el tiempo
que por un instante nada ha cambiado,
y me detengo
delante de una vidriera, y la veo,
no por simple capricho,
¡en verdad la veo!,
asomada a la lágrima
sorprendiendo a mis pupilas,
aromada de gente
y ella simple,
¡ahí su belleza!,
¡la conocí una vez,
su cuerpo era exacto!,
hasta besarla fue un singular ejemplo
que por amor,
yo moriré de poesía,
a veces,
lo quiera o no,
yo elijo amarla.
Amando soy el hombre
que busca el lugar más apropiado,
el de los pájaros que no preguntan,
tan sólo se llenan de aire,
el de las rocas que no figuran,
pero son necesarias en un río,
el del columpio que nunca alcanza,
pero siempre es un placer
de ahí en adelante,
amando soy entonces y por ella,
aunque a veces sea demasiado largo el camino,
y me deje invadir por falsos problemas,
y pase varios días sin hablar,
y me quede rodeado de cosas
construyendo verdades,
y no recuerde ni su nombre,
amando
no tengo remedio,
y sigo poetizando.
A veces no me importa
gritar que la amo,
¡perdóneme si pierdo la razón,
si escribo hasta morir,
si no me callo!,
a veces en materia de ojos,
soy su más perfecto autorretrato.
Tinta de Sangre
Marcelo Roberto Galán Capel
Namaste
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