Cuando la noche llega en la penumbra delicada que no acepta el menor ruido ni la más mínima interrupción, trae criaturas diversas que se trepan a los sueños y nos hablan un idioma que parece hubiésemos utilizado siempre…Palabras impronunciables si se las dijéramos al destinatario...
Nos conecta con seres únicos, apasionados, a los que amamos con increíble realidad; los besamos con labios de pétalos dorados indelebles, los acariciamos con suaves cosquillas que emulan a las de nuestra madre en la infancia,producimos la simbiosis de efectos perfectos, abrazamos con tanta fuerza que de pronto nos despertamos y lamentablemente la magia desaparece y nos queda un gusto amargo en la boca y cierta satisfacción al demostrarnos lo libres que somos en los sueños.
Nos queda la absoluta definición de libertad no resuelta, porque por lo general lo que soñamos responde a aquellos imposibles que ya no se pueden ni contar…
Hay crisis de amores lejanos. Hay despedidas que ordena la incomunicación. Hay desolación en el abandono de la palabra. Hay tristeza en las certezas y hay sueños disparatados que jamás se cumplirán...
Alondra VALAY