Ah, la mujer y sus planteamientos cercanos.
Mujer, nunca te enamores de un matemático. Hazlo de un historiador, de un poeta, de un escritor o de un médico, pero nunca de un hombre dedicado con pasión a la matemática.
Un matemático tiene corazón matemático…no da un paso sin analizarlo y constantemente está buscando el dato. Ese dato que se convertirá en una definición. En el enunciado de un teorema, en la resolución de algunas cuestiones matemáticas que lleguen a una conclusión. Y esa conclusión A VECES NO LES ALCANZA.
Su vida es una sucesión de paradigmas que los tienen quietos solo por un tiempo y luego descubren otra verdad que aniquila la anterior…
Sus vidas son un continuo accionar en medio de la incertidumbre…
El matemático es aquel que te dice “cada minuto vale” no hay pasado ni futuro…
O tú le dices: Te amo apasionadamente y él va a buscar en el diccionario qué alcance tiene el término “apasionadamente”
Tú le dices, vivo cerca…Pues él irá a buscar tu casa con el GPS.
Si tú le pides que veraneen juntos, tú elegirás el lugar más romántico. Pero él te tratará de convencer de las virtudes de algún lugar ya experimentado, que resolvería tal o cual tema y de inmediato irá a buscar folletos de sitios ya vistos, recomendados etc
Si cuando llegas al hotel le dices que quieres un cuarto con vista al lago, te dirá de todos los inconvenientes que traería, porque ya lo tienen todo perfectamente estudiado…
Si has elegido un libro de novela romántica, te dirá que conoce un autor amigo suyo que escribe magníficas novelas de viaje, de experiencias en el mar, de logros y aventuras-
En cuanto a elegir un sombrero bonito, que te ha gustado mucho, él te dirá que estuvo observando y a dos cuadras de ahí los vio más baratos…y comenzará a hablarte de la injusticia en la que viven ciertos artesanos que fabrican sombreros para sus patrones y les pagan una miseria.
Tus pies estarán muy cansados y ya quieres regresar al hotel. No han llevado su coche, por lo tanto deben tomar un taxi. Grande será tu sorpresa cuando te diga que la tarifa está más accesible a tres cuadras de ahí, a estos sinvergüenzas no les vamos a regalar nuestro dinero.
Cuando tú le dices que ya es tiempo de tener un hijo, puede que de inmediato te conecte con algún lugar de Internet que tiene la estadística de cuanto sale hoy criar a un bebé…
Le harás muchos mimos para que acceda y él te dirá: los sueños son muy bonitos pero hay que ser realistas, hay que pensarlo muy bien…Tú le dirás que ya llevan cinco años de casados…y él te dirá: -espera, cuanto nos falta para terminar tal o cual crédito. Qué hacemos con la pileta, todavía nos falta un montón…Y claro, cuando viene todo meloso,
ya sabes lo que quiere, eso es en lo único que no te pone trabas complejas.
Entonces qué haces, es el momento exacto para pedirle algo de aquello que te niega. Y hablas y hablas y eso no le gusta.
Un día subí a un taxi y el chofer comenzó a hablar de política y en medio de la conversación me dijo algo que no podía creer. Dijo- lo que pasa que ahora mi mujer se avivó. Antes no me pedía ropa buena, perfumes, nada…
Entrar en el cerebro de un hombre es imposible para nosotras, pero para ellos debe ser lo mismo. Lo que falta es situarse de vez en cuando en la piel del otro.
El matemático resuelve sus ecuaciones, en el trabajo y en su vida diaria. Me hubiese gustado conocer a TALES DE MILETO…
El primer sabio de la historia. De él se ha escrito lo siguiente:
…cuando Tales regresó a Mileto vivió en gran soledad y solo pensó en contemplar las cosas celestes. El amor de la sabiduría le alejó de los cuidados del matrimonio, haciéndole preferir la tranquilidad del celibato. A la edad de veinte y tres años, su madre Cleobulina le instó para que aceptase un partido ventajoso que se presentaba, «La juventud, respondió Tales, no es tiempo de casarse. En la vejez, ya es demasiado tarde, y el hombre que está entre las dos edades, no tiene tiempo de escoger mujer». Algunos dicen que en los últimos años de su vida se casó con una egipcia, autora de muchos buenos escritos.
Un día en que unos pescadores de la isla de Co habían echado la red al agua, pasaron por allí ciertos habitantes de Mileto y les compraron todo lo que la red contuviese antes de sacarla. Admitida la proposición, sacaron la red y en ella venía una trípode de oro macizo, arrojada al mar, según la opinión común, y en aquel mismo sitio, por Helena cuando volvía del sitio de Troya, en cumplimiento de cierto oráculo de que se había acordado. De resultas de este acaecimiento se suscitó una disputa entre los extranjeros y los pescadores sobre a quien correspondía la trípode. Los pueblos respectivos tomaron parte en la contienda, abogando cada cual por sus compatriotas. La guerra iba a estallar entre los diferentes partidos, cuando se pusieron de acuerdo en someter la cuestión al oráculo de Delfos. Este respondió que se diese la trípode al primero de los sabios. Tales fue el primero a quien se presentó la trípode; la remitió a Bías, y Bías por modestia la envió a otro. De este pasó de mano en mano a Solón el cual dijo que «nadie era más sabio que un Dios». La trípode fue llevada a Delfos y consagrada a Apolo. Algunos jóvenes de Mileto reconvenían un día a Tales acerca de la inutilidad de su ciencia, puesto que no le servia para salir de la indigencia en que se hallaba. Tales quiso darles a entender que si los sabios no acumulan riquezas es solo por el desprecio con que las miran, siéndoles muy fácil adquirir los bienes de que no hacen caso. Con este objeto y habiendo previsto, según dicen, por sus observaciones astronómicas que aquel año seria sumamente fecundo, compró todo el fruto de los olivos de los alrededores de Mileto antes de la cosecha. Esta fue abundantísima y muy considerable por consiguiente la ganancia del filósofo; más éste convocó a todos los mercaderes y comerciantes de Mileto y les distribuyó sus provechos.
Tales daba gracias a los dioses por tres cosas: por haber nacido racional y no bestia; hombre y no mujer; griego y no bárbaro.
Creía que el mundo había sido arreglado del modo que lo vemos por una inteligencia que no había tenido principio y que no tendría fin.
Tales fue el primer griego que enseño la inmortalidad del alma.
Un día fue un hombre a preguntarle si nos era posible ocultar nuestras acciones a los dioses. «Ni aun nuestros más secretos pensamientos, le respondió, les son desconocidos.»
Decía que lo mayor que hay en el mundo es el espacio porque en él se encierran todos los seres; que no hay nada más fuerte que la necesidad pues lo vence todo; ni nada más pronto que el entendimiento del hombre pues en un momento recorre todo el mundo; ni nada más sabio que el tiempo pues lo descubre todo; ni nada en fin más suave y agradable al hombre que poder hacer su voluntad. Decía que el mucho hablar no es señal de gran entendimiento; que un hombre de bien debe acordarse de sus amigos ausentes o presentes; que es menester ayudar a nuestros padres para que nuestros hijos nos ayuden; que no hay cosa tan terrible como ver envejecer a un tirano; que lo que puede darnos un gran consuelo en la desgracia es saber que el que nos atormenta es también desgraciado; que no debemos hacer lo que reprendemos a los otros; que la verdadera felicidad consiste en la salud perfecta, en los bienes moderados y en no pasar la vida en la molicie y en la ignorancia; que la obra más difícil del hombre es el conocimiento propio, y por esto inventó aquella hermosa máxima que después fue grabada en una lámina de oro y consagrada a Apolo en su templo: CONÓCETE A TI MISMO.
Decía que la vida y la muerte no se diferenciaban, y cuando le preguntaban porque no se dejaba morir respondía: «Porque siendo lo mismo vivir que morir, no hay motivo para decidirme en favor de la una más bien que de la otra.» Dedicaba algunos ratos a la poesía y hay quien asegura que él fue el inventor de la medida de los versos hexámetros. Un hombre acusado justamente de adulterio le preguntó si le seria lícito justificarse por medio del juramento. «Por ventura, le respondió, ¿es el perjurio un crimen menor que el adulterio?»
Mandretes de Priene, que había sido su discípulo, le fue a ver a Mileto y le dijo: «¿Que recompensa quieres que te dé, Tales, para manifestarte cuánto te agradezco los hermosos preceptos que me has enseñado?» «Cuando enseñes a los otros, respondió Tales, diles que yo soy el autor de aquella doctrina, lo cual será en ti una loable modestia y para mí un precioso galardón.»
Tales fue el primer griego que se aplicó a la Física y a la Astronomía. Creía que el agua era el primer principio de todas las cosas; que la tierra era agua condensada y el aire agua enrarecida; que todas las cosas se mudaban continuamente unas en otras, pero que al fin todo se convirtió en agua; que la tierra estaba en el centro del mundo; que se movía alrededor de su propio centro, el cual era el mismo que el del universo; que éste está lleno de seres invisibles, los cuales se mueven continuamente en varias direcciones Y que las aguas inferiores del mar tienen cierto sacudimiento que es la causa de su agitación.
Los efectos maravillosos del imán y del ámbar y la simpatía que existe entre varias cosas de la misma naturaleza, le hicieron creer que no hay nada en el mundo que no esté animado.
Creía que la causa de la inundación del Nilo eran los vientos Etesios que soplan del Norte al Sur, retardan las aguas del río que van de Sur a Norte y las obligan a derramarse e inundar los campos vecinos.
Tales fue el primero que predijo los eclipses del sol y de la luna y que hizo observaciones sobre los diferentes movimientos de estos dos astros. Creía que el sol era por sí mismo luminoso y que su volumen era ciento y veinte veces mayor que el de la luna; que ésta era un cuerpo opaco capaz de reflejar la luz del sol, en una sola mitad de su superficie, y con esta doctrina explicaba los diferentes aspectos que aquel astro nos presenta.
Él fue el primero que investigó el origen de los vientos; la materia de que se compone el rayo y la causa de los relámpagos y de los truenos.
Nadie había descubierto antes que él la manera de medir la altura de las torres y pirámides por su sombra meridional, cuando el sol está en el equinoccio.
Fijó el número de los días del año en 365; arregló el orden de las estaciones y limitó cada mes a treinta días; al fin de cada doce meses añadía cinco días para completar el curso del año, según el método que había aprendido entre los egipcios.
Él fue quien descubrió la constelación de la osa pequeña de que se servían los fenicios para arreglar su navegación.
Un día, saliendo de su casa para ir a descubrir los astros, cayó en una zanja; una criada vieja que tenía acudió corriendo a su ayuda y después de haberle ayudado a levantarse le dijo burlándose de el: «¿Crees poder descubrir lo que pasa en el cielo y no sabes lo que tienes a los pies?»
Tales gozó de mucha consideración durante su vida; sus contemporáneos le consultaban en los negocios más graves. Creso, después de haber emprendido la guerra contra los persas, se adelantó a la cabeza de un fuerte ejército hasta cerca de las orillas del río Halis. No sabía como pasarlo porque no era vadeable y él no traía ni puentes ni barcos. Tales, que se hallaba a la sazón en el campamento, ofreció darle un medio seguro de pasar el río. Para esto hizo cavar un gran foso en forma de media luna que empezaba en una de las extremidades del campamento y terminaba en otra, con lo cual el río se dividió en dos brazos con poca agua, de modo que el ejército pudo vadearlo y pasar sin dificultad. Tales en aquella ocasión no quiso que los habitantes de Mileto hiciesen alianza con Creso, el cual la deseaba vivamente. Esta prudente cautela salvó a su patria, porque Ciro venció a los Lidios y saqueó todos los pueblos que habían entrado en confederación con ellos, pero respetó a Mileto que no había tomado partido contra él.
Siendo Tales muy viejo quiso que le llevasen a un terrado para ver desde allí los juegos del Anfiteatro. El calor excesivo que hacía le causó una irritación tan violenta, que murió allí mismo de repente. Era la 58 Olimpiada y el año 92 de su edad. Los habitantes de Mileto le lucieron un magnífico funeral. http://www.e-torredebabel.com/Biblioteca/Fenelon/vida-tales-fenelon.htm
REFLEXIONA
(Según mi leal saber y entender)
Si amas a un matemático deberás armarte de gran paciencia.
Él te dirá aquello de Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”
Mucho de cierto hay en estas palabras, pero si las tomas al pie de la letra:
No pondrás esperanza en encontrar el camino, sólo andarás
No intentarás ser el caminante porque tu camino tiene plazo, es hoy, mañana quién sabe… sin la esperanza de un mañana, sin proyectos e ilusiones…
No te conformarás con la huella y al avanzar querrás ver todo tal cual lo miras y ves. Sin cambios, como que todo está fijado de antemano.
No le darás oportunidad a que aparezca un ángel que lo cambie todo.
No te sentirás feliz de antemano, vislumbrando los resultados, aunque después no se cumplan…
Dejarás de jugar por miedo a que el tiempo que consideras perdido te pase factura.
Tendrás miedo por cada minuto en que la vida te sorprenda…y el camino ¿Algún día lo verás? No, serán estelas en la mar
Sabrás al fin que el camino lo transitas pero no lo dibujas tú.
Mujer, busca a alguien que te permita soñar. En tus caricias está el secreto de la ternura a la que ningún hombre se resiste. Ellos necesitan del amor y la ternura de una mujer. Necesitan un motivo para ceder sin claudicar, hazle sentir que es amado y respetado.
Son diferentes a nosotras; en el ir y venir de la vida cada paso que un hombre da es pensando que está haciendo algo importante y nunca lo minimices.
No lo desafíes. Tú sabes lo que vales. No lo enfrentes. Busca tu verdad y lo hablas. Si eso no es posible se trata de que estas en el lugar equivocado. No quieras cambiarlo todo. El tiempo tiene razones para posponer, evitar y anular algunas acciones o hechos.
Ama al matemático pero tómalo con buen humor. Tal vez él también sufre por tus planteos a los que no puede conformar.
La vida es precisamente maravillosa por estas diferencias…Si hay Amor todo se habrá salvado… Amparo Estévez Saviza
Derechos Reservados de Autor/16/10/2016