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Amparo Estévez Saviza

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Considero que un espacio interactivo debe servir para comunicar, compartir y pasar momentos agradables que nos ayuden a pensar la vida como bella y en este caso específico a conocer a los escritores y poetas que en todo momento transbordan vidas diversas arte y sueños a nuestro corazón...

domingo, 28 de septiembre de 2014

AMPARO ESTÉVEZ SAVIZA- - LLUEVE Y TE EXTRAÑO...




REFLEXIONES DE DOMINGO

Llueve y te extraño…
Parece una frase que decimos siempre que llueve.
Lo decimos muy
en lo profundo del alma, pero una cuestión es decirlo porque alguien tiene la culpa
de lo lejos que está la persona que extrañamos y otra muy diferente es que suceda
cuando nada hace que eso pase, simplemente pasa. Pasa la vida y en ella se suceden
instantes, horas, días en donde extrañar a alguien es algo tan natural que forma parte de nosotros mismos.
Significa que sin haber incorporado a alguien en nuestras vidas, esta
otra vida se instala en nosotros sin pedir permiso.
Lo extraño es que transcurre como
algo natural. Algo que aceptamos sin planificación. Algo que no dudamos que es nuestro. Algo que nadie puede quitarnos y que aún extrañando hace que nunca estemos solos…
Algo así como el mar acepta al viento y baila a su compás, forma las olas y a veces
hace estragos en la orilla, a veces en medio se hunden las embarcaciones, a veces la calma hace soñar a los bañistas, pero nada hará que el mar no acepte al viento, éste forma parte de su realidad. Su reacción es natural y nada ni nadie dudaría porque es su esencia.
Cuando el alma pronuncia estas palabras como verbo ya nada cambiará y ahí es tal vez donde las personas aceptamos a Dios…Cuando entendemos que hay algo mucho más allá de nosotros que hace del ser un único sujeto del imponderable destino.
Todo en el camino se puede transformar, mejorar y hasta malograr, pero esto que se siente, no. Va con nosotros a pesar de no haber nacido con ello. Un día despertamos y somos habitados.
Nos damos cuenta recién cuando un grito real nos hace pronunciar un nombre, una
significación intangible, una aceptación real que puede traernos felicidad, tristeza o decepción, pero lo que sí es seguro que al formar parte de nosotros mismos, sabemos nunca nos abandonará.
En ésta categoría de éxtasis del alma, entra el amor. El amor a los padres, a los hermanos, a los hijos, a los nietos y porqué no a nosotros mismos que somos capaces de amar a una persona que pasó o está a nuestro lado sin preguntarnos nada, tan solo agradecer a la vida por habernos proporcionado la dicha de amar así…como una bendición y seamos o no correspondidos, éste sentimiento nos habitará para siempre.
AMPARO ESTÉVEZ SAVIZA-LA PLATA-ARGENTINA

sábado, 27 de septiembre de 2014

La Biblioteca de... José Luis Sampedro (Conferencia completa)

viernes, 26 de septiembre de 2014

¿QUÉ HARÁS? - AMPARO ESTÉVEZ SAVIZA





Alondra Valey
2 min ·
¿QUÉ HARÁS?
Cuando todo lo intangible haya desaparecido
Cuando ya no canten los pájaros de la poesía
Qué harás después del sol si te prometen la luna
Solo la luna…desprovista del ropaje de la impronta
Sin mensajes…sin reflejos de la nada pero que lo dicen todo
Todo, absolutamente todo lo que requiere tu alma…
¿Qué harás? Cuando nadie te mande rosas por las noches
Cuando hablen las hadas y no las escuches…dónde estará la magia
Si por los mares te hundes…
Si buscas en la sombra e intentas tomarlas y ya se fueron
Qué harás con los duendes que te habitaban, matando los sueños
Tangibles tus manos…tocas y vives. Pieles sin dueño
Poco, casi nada
Caricias posibles de tacto perfecto, lúgubres, finales sin voces
Sin palomas que aniden, sin palabras bonitas, solo la vida…
Añorando libertades se soñar despierto
Alimentos del alma que habitan otra alma
Qué harás cuando ya no las encuentres porque habrán muerto
Leerás poesía, pero no serán voces que tú reconozcas
Que te hagan vibrar de sólo mirarlas
Sólo serán las rimas que a otros regala
vocación de magia, sin lágrimas, inventada
Presagios de dudas, de buenas palabras
de poquita cosa si a Ti no te hablan…
AMPARO ESTÉVEZ SAVIZA/ 26/09/2014
Registro Reservado de Autor/ Argentina

miércoles, 24 de septiembre de 2014

EL CUENTO - Diego López - Contemporáneo




Diego Lopez
1 h ·
Acá sentada sobre la acera del tiempo, he decidido enfrentar lo que tanto he eludido… mis recuerdos. Una lágrima comienza a ejercer fuerza en los desiertos de mis ojos para convertirse en vertiente inacabable de mis tristezas. Con los años, el peso de la culpa ha doblado mi cuerpo hasta casi besar el suelo con mis labios partidos por los silencios. Con los años, mis cabellos emigraron con el viento por no poder ya soportar mis nostalgias. Sí, algunos quedaron para recordarme a diario camino hacia la cenicienta vejez. Mis manos, mis manos fueron encorvando sus dedos de tanto cerrar el puño por impotencia. Mis ojos, que decir de ellos, se anclaron en un horizonte perdido de pasados… y allí murieron para siempre, porque jamás pude avizorar mañanas. Mi alma sabe de lo que hablo, esos adentros tan marchitos como pútridos han sido mis pasos. No hay instante de este camino transitado en que no me arrepienta de mis actos. Y esta condena, esta condena me está matando.
No puedo buscarte, me lo he jurado… no puedo seguir lastimando tu esencia. Cuando naciste, a pesar de nuestro lazo, siempre supe que debíamos emprender caminos distintos. Lo sé, no fue la manera ni la forma, pero a mis 13 años y sola en el mundo… no me quedaban muchas opciones. Tu sonrisa dibujada bajo tu mirada con ojos color miel me persiguen como inquiriendo el destino trunco que deposité en tu cuna. Esa noche cuando decidí dejarte a tu suerte, entendía a la distancia también me abandonaba yo para siempre. Sé que no tengo perdón sobre mis acciones, solo me queda la tranquilidad de haber permanecido tras los arbustos hasta que esa muchacha encontró el cochecito con tu alma dentro. Una muchacha que vino a buscarme, porque con el tiempo dio con mis despojos. Puedo decir que ella siempre quiso supieras de donde venías, porque tu identidad es parte de tu senda. Y no pude, de verdad mi yerro devoró mis ganas por abrazarte, la vergüenza hurtó hasta las lágrimas soñando reencuentros. Me queda la tranquilidad de que una muchacha suplió mis entrañas y mis senos hastiados de nutrientes. Perdón hija, no supe en mi niñez lo que significaba parir la vida, para luego dejarla. Tal vez no quise que me recordaras a diario, lo incipiente de un infierno vivo. Me he prometido no mentirme nunca más y por ende tampoco hacerlo contigo…
Para aquellos entonces, vivía con mi madre en una vieja casa de barro a las afueras del pueblo. Mamá vendía flores en la entrada del cementerio por las mañanas y por las tardes le lavaba la ropa al doctor Ramirez. Con eso vivíamos, y yo ayudaba en los quehaceres de la casa, no había tiempo para el colegio… al fin y al cabo, la palabra ignorancia no estaba en mi diccionario. Así pasaban los días, una madre y su pequeña con tantos amaneceres como ocasos contemplando sus claveles y sábanas colgadas con aromas a jabón de rosas. Tenía una muñeca, “Blanquita”, me la había comprado mi madre, después del día de los santos difuntos, que es cuando más flores se venden para el camposanto. Parece que la mayoría se olvida casi todo el año de sus muertos. Blanquita es la muñeca que permanece ahora a tu lado, lo sé porque me encargué de que llegara a tus manos. Sé que fue siempre tu juguete preferido, tal vez la muñeca de trapo viejo era un lazo mágico entre la distancia que te impuse cruelmente. Un domingo de lluvia intensa, sabiendo que mi madre no podría volver del cementerio hasta tanto no menguara el diluvio, decidí recostarme en la cama para esperarla, y pasaron los minutos y algunas horas, más continuaba la lluvia. Se oyó el ruido que realiza un motor al detenerse, aún no era la arde, y divisé por la ventana al doctor Ramirez, que seguro venía a buscar la muda de ropa que mi madre le lavaba. Con el tiempo sabía cuánto era la paga y donde quedaba guardada para poder entregarla. Así que cuando golpeó la puerta, la confianza hizo que le abriera. Tenía sus vestiduras desaliñadas el doctor, a pesar de no ser tan viejo… los años lo habían vuelto recio. Preguntó por mi madre y ante mi respuesta en torno a la ausencia, preguntó sobre el motivo de su presencia. Volví con la ropa hasta la puerta, me dio el dinero exacto, y cuando estaba por irse… algo cambió. Un olor a alcohol casi hediondo manaba de su boca, y sus ojos, sus ojos tenían otro color… como rojo del infierno. Se dio vuelta, me agarró del brazo con una mano y con la otra me tapó la boca. El miedo paralizó todos mis adentros. Ojalá hubiera perdido el conocimiento, para nunca recordar ese momento… pero no, me persigue como látigo que busca presa. No podía hacer nada, su cuerpo era el de un hombre fornido, el mío, el mío era el de una niña de doce años. Mis lágrimas caían por la almohada, mientras su boca besaba mis senos aún no desarrollados. Mis lágrimas, mis lágrimas se mezclaron con la sangre sobre la almohada. Vejó mi inocencia hasta que no quedó nada por ultrajar. Violó mis palabras para condenarlas al silencio con cada embiste de su inmundo sexo. Y se fue, se fue entre la borrachera de su triste vida y el éxtasis de poseer lo que no le pertenecía por la fuerza. Cuando mi madre pudo regresar, me encontró sin rostro, porque se lo había comido el miedo y la vergüenza. En vano preguntó que había pasado. No, no podía contarle, puesto con unas garras en mi garganta prometí jamás revelar lo sucedido, pues sino, sino mataría a mi mama. Y fui presa del pánico, y caí en silencios, y lavé mi cuerpo, pero nunca mi culpa. Y fui sentenciada por la vida ya que una niña no puede abrir la puerta a desconocidos, por nadie ni por nada. Y al cabo de un tiempo mi madre se dio cuenta que yo estaba embarazada. 12 años, recibí cachetadas, golpes y cintazos… le dije que me habían violado pero no creyó mi relato. Fui la puta de la familia, que sedujo algún amante porque es débil la carne y prostituta la que invita. Mi madre amenazó con matarme por la deshonra a su linaje. 12 años, y tal vez hubiese sido mejor entregarme a la muerte. Entendí debía partir, debía parir, debía partir. Mi madre dijo de sacarme la criatura con la vieja bruja de la otra cuadra. Opté por fugarme una noche sin tiempos, me fui sola y llorando, me fui sola y con vos en mis entrañas. Merodeé días y meses por pueblos que ni conocía, mendigué comida como mi necesidad de mendigar cariño. Cuando ya no pude más, entré a un hospital donde me ayudaron a parir un angelito que llamé Celeste… y cuando estuve repuesta decidí dejarte, para no viciarte de espanto como mis adentros. Decidí abandonarte para que no me recordarás a tu padre, y ese aroma a alcohol que pierde personas. Decidí dejarte a tu suerte, porque la mía ya estaba echada. Decidí no poder amarte, y la vida se encargó de castigarme con la enseñanza de que las distancias acrecientan sentires y amores. Y te extraño, aunque solo besé una vez tu frente, y te añoro aunque solo te cargué una vez en mis brazos.
Me quedé sin nada, porque tampoco tenía todo… me marché a otros lares y solo tuve coraje de mendigar limosnas. De mi madre supe murió en solitario, y del doctor… que lo mató una puta por despecho. Cuando el olvido no pudo con mis quebrantos y recuerdos decidí retornar a estas calles, decidí volver a no buscarte, pero a desde lejos contemplarte. Sé que no me queda tiempo, y con lágrimas dibujando sonrisas perdidas, anhelo juntar coraje para entregarte esta carta. Para cuando vuelvas mañana a preguntar como durmió esta vieja en la puerta de la iglesia,y me ofrezcas una taza de leche con una moneda sabiendo a pan caliente, pueda yo decirte… soy tu madre, tu ausencia y quebranto.
Título: AUSENCIA Y QUEBRANTO
Autor: Diego López (Argentina)
Imagen tomada de la red
Diego López

martes, 23 de septiembre de 2014

EL CUENTO - Diego Lopez - Cuando Federico nació... Contemporáneo




Diego Lopez
3 h · Ciudad de Córdoba ·
Cuando Federico nació, supe de inmediato sería mi único hijo… no sé una intuición paterna tal vez, pero era una sensación que moraba constante en mi pecho. Recuerdo como si fuera este instante cuando con minutos de vida en sus manos, esos ojos cetrinos abrazaron las lágrimas que derramaban los míos. Es difícil expresar la felicidad que nace y se dispersa por el universo, sí, es una alegría inexplicable la que embriaga el alma de un padre. Hay magia en el ciclo de la vida, lo sabe una madre desde sus entrañas, lo sabe un padre perpetuando su linaje, lo sabe el hijo respirando un mundo nuevo. Y ahí lo abracé sin tiempos y permanecimos así en silencio mientras su mamá recobraba fuerzas para alimentar a este pequeño y gran hombre. Me habitaba la necesidad de salir a la calle y gritar que era feliz, inmensamente feliz, de no ser por Ana que ya tenía al bebé en sus brazos y me miraba con cara de desquiciado, lo hubiera hecho. Y Federico recién estaba abriendo los ojos a la vida, y yo ya tenía su destino planeado… era una fantasía, siempre supe que los hijos debían ser lo que quisieran, al menos esa era mi idea. Nunca había sido muy amigo de Dios, pero en ese momento le agradecí inexorablemente al pequeño protegido por el amor de su madre.
Con el tiempo y a medida que Federico crecía, debo reconocer me molestaba un poco la relación de Ana y Federico, siempre como sobreprotegiéndolo… mi función era la de colocar límites, de traer el sustento a la casa, hombre de familia claro, pero había algo que me inquietaba. Uno no es más ciego de lo que no quiere ver. Fede, empezó a tener más edad y así lo fui anotando en el club de futbol local, y a regañadientes porque no entendí nunca podía carecer de pasión por los colores del Sportivo Miroco, desistí de que jugara cuando me dijo que no le agradaba el deporte de los machos. Los soldaditos no le atraían y los autitos lo aburrían… algo no estaba andando bien. Un día jugando con sus primas no sé bien a qué, o mejor dicho no quería saber. Federico se cayó de rodillas dándose un pequeño raspón, acto seguido comenzó a llora. Me acerqué con demasiada bronca por ese sollozo inentendible para un varoncito, y lejos de contenerlo, lo increpé a que dejara de llorar pues lo hombres no lloran. Federico por primeva vez me contempló con miedo en sus ojos, se tragó cada una de sus lágrimas y en silencio limpió su herida. Ana vio todo desde la puerta pero no emitió opinión alguna, sobradamente se le notaban las ganas de poner bajo sus polleras al pequeño para protegerlo. Pero no, los hombres se hacen hombres a los golpes… como debe ser, como ha sido siempre. Federico fue creciendo y ya en edad escolar parecía sobresalir en sus tareas, pero destilaba un dejo de tristeza acoplado a una timidez implacable. Tarde o temprano debería empezar a seducir chicas, no sin antes el debut sexual en el cabaret del pueblo claro.
Recuerdo que regresaba una tarde con todo el cansancio propio del verano y una larga tarde de trabajo sobre las espaldas. Ana a esa hora cuidaba a su madre ya entrada en años, mientras que Fede ya independiente, o andaba leyendo libros o haciendo alguna actividad para el colegio. Con el transcurso de los años, había desistido con el deporte para el muchacho, y eso que lo había anotado en boxeo, Karate, Karting, Motos… pero no, no le gustaba lo físico. Un halo de frustración pesaba sobre mis anhelos, y mucho más cuando entendí que jamás sabría que era un radiador, una cubierta, un burro, una junta, una bujía de encendido o un filtro de aire… no le gustaban los autos. Fede ya tenía 14, estaba ingresando a una edad complicada, tiempo de que el padre dejara ese rol para hacerse amigo y juntos emprender el rito arcano de seducir mujeres. Esa tarde ingresé por la parte trasera de la casa para dejar de paso unas tablas que servirían para algo. El patio da a la ventana del cuarto de Fede… Aún maldigo el momento de haber elegido esas maderas, aún maldigo tantas cosas. Cuando iba a entrar a la casa, por la ventana divisé a mi Federico dándole un beso, un asqueroso beso a su compañero de colegio. Es duro explicar la escena, da náuseas la sola idea, y mucho más si es el único hijo que poseo quien deshonra la hombría. No voy a negar, siempre había oído de los putos, pero esos desviados eran de las grandes ciudades, donde corrompían niños con su enfermedad. Pero no en mi pueblo, no a mi niño… eso no lo permitiría. Literalmente rompí la puerta de una patada y entré dando gritos de “putos de mierda, yo les voy a enseñar a ser hombres”. ”En esta casa los hombres usan pantalones no polleras, marica”. “Ahora me vas a salir con que te comprás esmalte para uñas” Para ese momento el compañero había salido corriendo con el susto de su vida, daba igual a mi no me importaba. Federico me miraba asustado, pero también con un odio que no había visto nunca en ninguna persona. Esta vez no mediaron palabras, le di una trompada en la cara y mientras la sangre comenzaba a brotar solo sentencie: “Acá los putos no viven, sabrás vos si te quedás o te vas”. Ana por ese extraño lazo con su hijo estaba parada en la puerta llorando con el silencio de las madres cómplices. Entendí perfectamente su cobijo y me sonó a traición.
Esa noche vi a mi hijo por última vez, cuando lo contemplé pasar la puerta con un bolso viejo en la mano. Es extraño ver marchar a tu primogénito de catorce años hacia la vida, desprovisto de experiencia, de sapiencia, de calle, de cancha… de recursos. Pero en ese momento ya las cartas estaban echadas, prefería verlo partir que tener un hijo marica. Como miraba a los amigos de club después de esto, con qué cara hablaba con los compañeros del laburo. Este pueblo es chico, acá todo se sabe. No, ya era demasiada la vergüenza como para permitir la burla. Ana le dio un abrazo tan largo que creí Federico se haría mayor de edad en la vereda. La noche me llevó a mi hijo para siempre, porque mi Fede cuando se iba yendo, aterrado por el desamparo, sintiéndose culpable por quien era, desgarrado por un padre que lo echaba de su nido, hastiado de callar quien era, desahuciado por una vida que no valía ni una muerte… hurtó el viejo revolver dormido en mi mesita de noche.
Diez minutos habían pasado desde su partida, diez minutos que de saberlo hubiera asesinado mis instantes para siempre. Un disparo irrumpió la noche, Ana gritó como solo una madre que huele muerte puede hacerlo, mis ojos no vieron la negrura del cielo, porque negra estaba mi alma. Sí, dos calles más abajo, un niño de 14 años jamás podría ser hombre. Lo mató su padre por puto cobarde, por no aceptar a alguien por quién es… lo mató un monstruo que cercenó las alas de un joven, de un hijo que se marchó con la desidia de quien debió tan solo amarlo.
Hoy frente a su tumba, después de diez años de su partida, sigo llorando su ausencia. El dolor vuelve extrañas a las personas. Me divorcié a los meses de que muriera Fede. Ana se marchó a otra ciudad a vivir esa muerte diaria que es sobrevivir. Y yo, yo pago mi condena hasta el día que muera . Y yo, yo entendí que puto no es el que besa a un hombre… puto es el que condena.
Diego López

Tinta de Sangre Marcelo Roberto Galán Capel Namaste - Si no fuese



Si no fuese
23 de septiembre de 2014 a la(s) 12:22
Si no fuese
por las nubes y porque llueve,
juraría que es tu piel
que me abraza,
como un barco que nunca se llena
y está anclado en el puerto,

si no fuese por el silencio
de este sollozo de gotas,
si no fuese por el suspiro del viento,
que me somete a siembra y beso
hasta volverme vulnerable.

Si no fuese
por el paisaje y por las ventanas,
juraría que todo tu amor
me alcanza,
dándome alas,
arropándome la boca,

si no fuese por los árboles paso a paso,
de las tiernas y celosas hojas de su traje,
si no fuese por la sangre
que me habita como un rayo,
hasta brotar en versos, desplumado manantial.

Si no fuese
porque te quiero,
mientras esa paloma sube y sube interminable,
juraría que de arena y de mar me formo,
que soy un aire que merodea tus manos,
que tengo el privilegio de girar,
y tomarte de los hombros y la cintura
casi al mismo tiempo,

si no fuese porque el amor que siento
te hace mi pensamiento,
y así me cubro de ti,
si no fuese porque procuro hasta tu voz,
prometiéndote la mirada.

Si no fuese
porque soy breve
y así soy dueño,
que tu nombre tengo por acento,
juraría que eres la urgencia de faltarme,
la serenidad de la tierra y los troncos retorcidos,
que lluviosamente entro hasta tus ojos,
que soy la misma raíz,

si no fuese
porque he llegado hasta el fondo,
y ahí estás tú,
juraría que me pareces,
que me cercas con tus ansias,
que me esperas y me defines,
si no fuese que te amo.

Si no fuese
porque mis manos son la herramienta de mi alma,
y mi alma es un marino,
y el mar me sabe a río
que clama entre las rocas,
juraría que estoy desnudo,
igual que el fuego,
cada vez más claro,
cada vez más mi garganta.

¡No es posible acariciarte
sólo por amor!

Tinta de Sangre
Marcelo Roberto Galán Capel
Namaste

Copyright © Todos los derechos reservados

jueves, 18 de septiembre de 2014

Tinta de Sangre Marcelo Roberto Galán Capel Namaste - Fue entonces...




Fue entonces
18 de septiembre de 2014 a la(s) 16:24
Fue entonces
que mi corazón te deseó,
mis manos parecían andar
en las alturas,
destinadas a tu casa,
y mis brazos,
como lluvia,
amaron la delgada línea
que separa mi voz
de mi primer suspiro,

fue entonces
que corrí al auxilio,
le pedí al agua que suele deslizarse
de cara al abismo, que me guarde,
bregué a los vientos
por mi equilibrio,
y al vértigo miré,
¡déjame ser yo mismo!,

fue entonces
en que bastó un libro,
para que mi alma se diluya en
un vaso de quietud.

El amor me conoce
hasta el fuego,
sabe de mis desvelos,
de las caricias
entre el suelo y el cielo
repitiendo tu nombre,
y me besa en los labios
susurrando TE QUIERO,

el amor me construye de tus mismos sitios
y las mismas calles,
me sabe en silencio
y en detalle,
es como un idéntico paisaje
despertando a los sueños,
es que mi existencia
y la tuya van unidas,
TE EXTRAÑO.

Fue entonces
que los árboles se vistieron
de un pedazo de luna,
con rastros de horas,
esas que se cuelgan esperando una respuesta,
revueltos de voces,
esas que sin hablar palabra,
se aferran,

fue entonces
que te sentí junto a mí,
en el mismo ritmo, perdurando,
desligada de todo,
brotando hasta confundir los colores,
y fuímos rehenes de la poesía
que vino a sentarse a nuestro lado.

Así fue
que un día atónito,
temí al amor de quererte y extrañarte tanto,
y quise huir del sentimiento,
como si un gran golpe de viento
se llevara consigo,
la llama de tu piel,
mi locura vuelta deseo,

y comprendí que te llevaba yo en las manos,
que te llevo mientras amo,
mientras sufro,
mientras gozo,
y logré oír tu propio verso
palpitando en el alma de mi vida.

Sucedió un día,
lloré un momento
y te dije TE AMO.

Tinta de Sangre
Marcelo Roberto Galán Capel
Namaste

Copyright © Todos los derechos reservados

martes, 16 de septiembre de 2014

Título: MIEDO Autor: Diego López



Diego Lopez

Bueno, he de hacerme cargo y daré mis motivos de los hechos acaecidos. Me declaro como único ejecutor de la condena, la cual también sancioné sin opción a revocarse. El cadáver aquí presente es el resultado de tales sucesos. Como verán lo amordacé para poder inmovilizarlo… a fin de cuentas hice lo que respira su esencia, paralizar. Después lo sepulté en el fondo de mis tiempos, ahí donde ustedes lo han encontrado… ya muerto.

Y no, no me siento culpable, porque no hay sangre manchando mis manos ni mis instantes. Me costó demasiado llegar a tomar esta decisión, sobre todo poder tomarla y darme cuenta era él o yo. Me hastié de lágrimas en mis albas y crepúsculos, como si solo viviera en los horizontes de la tristeza… a fin de cuentas, por él no podía contemplar mañanas. ¿Esperanzas? ¡Ja!, qué ilusos, no, no había, cuando la cobardía infecta cada muro de las pútridas murallas, la esperanza se vuelve moho, se vuelve nada. ¿Fuerza? ¡Ja! No, no había fuerzas… la debilidad carcome hasta el aliento, hasta las ganas de levantarse… como una depresiva garra devorando ímpetus.

Y sí, he de hacerme cargo, amordacé, di muerte y sepulté a este cadáver. Ahora me llevan como si nadie se hubiera animado antes, como si nadie lo hubiera hecho a pesar de los mandatos sociales.
Y sí… le di muerte a mi MIEDO

Título: MIEDO
Autor: Diego López
Imagen tomada de la red

lunes, 15 de septiembre de 2014

CUANDO NADIE ME VE - Fernando Navarro (El Poeta Inculto)




¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!!
FERNANDO NAVARRO
Fernando Navarro (El Poeta Inculto)
23 de abril
Mi primer poema que será publicado en un libro ¡Gracias Editorial Garbec



CUANDO NADIE ME VE

Bifurcando ideas entre la nada y la pasión
confundido en la nostalgia, vive mi tonto corazón.
Deseando tenerte, rechazando tu cercanía
irracional miedo subsiste, ¡es sublime agonía!

Pronuncio tu nombre, revoloteando en antiguos anhelos
acordes de amor entretejidos en felices recuerdos.
En la soledad infame que mis errores trajeron
la conciencia me grita que los días felices partieron.

Mas, ahora comprendo, del olvido no hay retorno
la mariposa partió... y en mi jardín es invierno
marchitando ilusiones que podían haber florecido
al calor de una historia, con final de amor prometido.

Ocultaré para siempre el dolor de tu partida
fingiendo que en un olvido de bruma te dejé.
A solas, besaré con locura tu imagen en mis desvelos
y te diré ¡te amo!... cuando nadie me ve.

Fernando Navarro (El Poeta Inculto)

Tinta de Sangre Marcelo Roberto Galán Capel Namaste - De las cosas simples




De las cosas simples
14 de septiembre de 2014 a la(s) 17:15
Ella y él
vivían en distintos barrios,
él, serio,
ella frágil,
él camino a sus primeros cincuenta,
ella miraba de cerca los cuarenta,
ella y él amantes de las buenas letras,
ella y él, llenándose los zapatos de distancia.

Ella era gustosa de las noches largas,
él prefería los mejores deseos,
corrían y se amaban
y a veces parecía,
que ella le cambiaba el nombre a las cosas,
que él soñaba con gaviotas,
y ella creía en la libertad de los versos,
y él en ella.

Él, a propósito de la humildad,
le gustaba sorprenderse
y actuar en defensa propia,
ella prefería las palabras
y al hablar descubrir poesía,
él tenía algunos poemas que le seguían los pasos,
ella prefería el otoño,
y una suave lámpara sobre el tiempo.

El amor se hace de dos elementos
que preponderan,
copas de vino y fracasos,
esos instantes en que todo está en su lugar,
hasta la humedad del jardin,
y aquellos otros en que la puerta no se abre,
y todo parece maquillarse
de una singular y plácida tristeza,

el amor sabe tanto de tormentas
como de ocasos,
ella y él se reconocen en los hechos
y saben la dicha verdadera.

Él la miraba como esa esquina primera,
de murallas altas,
de cercana plaza,
imaginando la ilusión de un beso
y un sueño sin orillas,
ella lo esperaba más y más cerca,
inventando el final de cada historia,
como una pequeña nube pasajera mullida de silencio,
ella y él como de frente a una arboleda,
él, como de costumbre,
ella, enamorada.

Ella había decidido considerarlo el hombre,
él jugaba con las hojas como quien da vida al ahora,
ella, con un sentir en forma de rueda de molino,
por lo grande y lo preciso, pensó ...
¡es él, lo reconozco bien, lo distingo!,
él fue mejor que una ventana abierta,
la tomó entre sus manos,
la abrazó dulcemente,
y un delicado aroma a violetas
los envolvió.

Él se había permitido saberla su mujer,
el amor no podía decirlo con más certeza,
él, cumpliendo con su palabra
le dijo TE AMO,
ella, llorando repitió, TE AMO también.

Ella y él perdieron los nombres
y con ellos la memoria,
ahora se llaman amor,
que cada quien los llame como quiera.

Tinta de Sangre
Marcelo Roberto Galán Capel
Namaste

Copyright © Todos los derechos reservados

domingo, 14 de septiembre de 2014

Tinta de Sangre Marcelo Roberto Galán Capel Namaste - AUTORRETRATO




Autorretrato
13 de septiembre de 2014 a la(s) 10:07
A veces no recuerdo
ni su nombre,
entonces nervioso
con mi mala voz
voy preguntando,

a veces sólo puedo compararla,
y por toda su piel imagino la noche,
y por su corazón, el hombre,
y por sus manos, los árboles,
que en cuadros imaginarios
llevo a mi lecho,
por sus caricias,
por sus besos,
por su mirada
que al despertar era mía,

y una grieta se asoma
al balcón de mi paisaje.

A veces me recorro
a las calles que de su mano me dediqué,
y me acompaño de su piel,
como esa cálida ternura de otoño,
y me invade el tiempo
que por un instante nada ha cambiado,

y me detengo
delante de una vidriera, y la veo,
no por simple capricho,
¡en verdad la veo!,
asomada a la lágrima
sorprendiendo a mis pupilas,
aromada de gente
y ella simple,
¡ahí su belleza!,

¡la conocí una vez,
su cuerpo era exacto!,
hasta besarla fue un singular ejemplo
que por amor,
yo moriré de poesía,

a veces,
lo quiera o no,
yo elijo amarla.

Amando soy el hombre
que busca el lugar más apropiado,
el de los pájaros que no preguntan,
tan sólo se llenan de aire,
el de las rocas que no figuran,
pero son necesarias en un río,
el del columpio que nunca alcanza,
pero siempre es un placer
de ahí en adelante,

amando soy entonces y por ella,
aunque a veces sea demasiado largo el camino,
y me deje invadir por falsos problemas,
y pase varios días sin hablar,
y me quede rodeado de cosas
construyendo verdades,
y no recuerde ni su nombre,

amando
no tengo remedio,
y sigo poetizando.

A veces no me importa
gritar que la amo,
¡perdóneme si pierdo la razón,
si escribo hasta morir,
si no me callo!,

a veces en materia de ojos,
soy su más perfecto autorretrato.

Tinta de Sangre
Marcelo Roberto Galán Capel
Namaste

Copyright © Todos los derechos reservados

jueves, 11 de septiembre de 2014

Oscar Eduardo Flores Sánchez RAFAGA DE VIENTO (Quisiera ser)




Oscar Eduardo Flores
Hace 8 minutos
Oscar Eduardo Flores Sánchez

RAFAGA DE VIENTO
(Quisiera ser)

Esa ráfaga de viento quisiera ser,
que sutilmente te rodea,
acaricia dulcemente tu rostro,
hace entrecerrar grácilmente tus ojos,
te hace palidecer, cuando fresca,
te hace sonrosar, cuando cálida.

No sé, que grato misterio tiene,
que nos une en amistad,
yo me siento no se como,
y mi sentimiento es no sé que,
lo explicable me enmadera,
solo se, que ella quisiera ser.

Será que siento celos,
al ver como acaricia tu pelo,
como prospera su suave energía,
al rozar tu cuerpo,
o al besar sin permiso tu boca,
te espera y siempre te encuentra.

Es un momento incierto,
pero cierto lo que me sucede,
tengo mis ojos abiertos,
pero despierto alegremente sueño,
cuando sonriendo te acercas,
esa ráfaga de viento... quisiera ser.

Oskyflors

Oskyflors@yahoo.com.ar
Septiembre 12. 2014
Derechos Reservados del Autor 2014
San Juan – REPÚBLICA ARGENTINA

Tinta de Sangre Marcelo Roberto Galán Capel Namaste - Considero poesía




Considero poesía
11 de septiembre de 2014 a la(s) 13:56
Tú,
quédate a mi lado,
con las manos llenas de amor
de amoroso cuidado,
cercana como para
necesitar mis besos,
lejana como para retirar tu boca
y correr tras mis ojos,

de mi mano,
frágil de igual modo,

y conoce mi amor
en mis maneras y deseos,
expandido por el aire,
naciendo y muriendo
mil veces al día.

Tú,
quédate a mi lado,
con tu corazón verdadero
de gran fuego envuelto,
y una palabra breve
de un largo pensamiento,
reposando tus celos,
sabiéndome,

fiel a mis brazos,
abierta a la primera flor,

y hora por hora,
acaríciame
como ventura incierta,
búscame como rendida de amor,
y ámame entonces
como si no volvieses a mirarme.

Tú,
quédate a mi lado,
¡te haré tanto que el silencio
será tu servidor amante!,
¡te diré tanto que tu amor ante mis ojos,
yo veré sin cesar!,

a ti que te siento
como cuando voy quedándome dormido,
primero lentamente,
y de pronto de golpe,

¡y mi poesía a tus versos
de mi boca yo te entrego,
para deletrearte en poemas,
para ser nosotros en cada palabra,
y muy bajito en tu boca
me beses los sueños!

Tú,
quédate a mi lado
y no te salves,
quiéreme sin reservarte,
piénsame sin tiempo
y no quieras evitarlo,
y déjate caer como si siempre
estuvieses llegando,

de modo que si ocurre que no me encuentras,
que tu confianza me mire
conociéndome de a poco,
como si miraras mi casa desde afuera,
sabiendo que es contigo y conmigo
que te pido,

¡tú, quédate a mi lado!
que no es prohibido el amor,
que encontrarse tiene un por qué,

¡tú, en mi mente!,
considerando poesía.
Considero poesía
11 de septiembre de 2014 a la(s) 13:56
Tú,
quédate a mi lado,
con las manos llenas de amor
de amoroso cuidado,
cercana como para
necesitar mis besos,
lejana como para retirar tu boca
y correr tras mis ojos,

de mi mano,
frágil de igual modo,

y conoce mi amor
en mis maneras y deseos,
expandido por el aire,
naciendo y muriendo
mil veces al día.

Tú,
quédate a mi lado,
con tu corazón verdadero
de gran fuego envuelto,
y una palabra breve
de un largo pensamiento,
reposando tus celos,
sabiéndome,

fiel a mis brazos,
abierta a la primera flor,

y hora por hora,
acaríciame
como ventura incierta,
búscame como rendida de amor,
y ámame entonces
como si no volvieses a mirarme.

Tú,
quédate a mi lado,
¡te haré tanto que el silencio
será tu servidor amante!,
¡te diré tanto que tu amor ante mis ojos,
yo veré sin cesar!,

a ti que te siento
como cuando voy quedándome dormido,
primero lentamente,
y de pronto de golpe,

¡y mi poesía a tus versos
de mi boca yo te entrego,
para deletrearte en poemas,
para ser nosotros en cada palabra,
y muy bajito en tu boca
me beses los sueños!

Tú,
quédate a mi lado
y no te salves,
quiéreme sin reservarte,
piénsame sin tiempo
y no quieras evitarlo,
y déjate caer como si siempre
estuvieses llegando,

de modo que si ocurre que no me encuentras,
que tu confianza me mire
conociéndome de a poco,
como si miraras mi casa desde afuera,
sabiendo que es contigo y conmigo
que te pido,

¡tú, quédate a mi lado!
que no es prohibido el amor,
que encontrarse tiene un por qué,

¡tú, en mi mente!,
considerando poesía.

Tinta de Sangre
Marcelo Roberto Galán Capel
Namaste

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Diego López - Ah por favor firme esta súplica… como María, la puta del pueblo.




Diego Lopez
1 h · Ciudad de Córdoba · Editado ·
Buenos días oficial… me he visto en la necesidad de acudir a este recinto para hacer una denuncia. La tristeza me está matando, tal vez no me quede tiempo… quizás la nostalgia sea el epitafio de mi tumba. Pero, ¿sabe qué? Debo declarar que me ultrajaron la esperanza, que me han hurtado los sueños. No busco culpables, ya no me es necesario un castigo, demasiado tiempo se me ha azotado con miradas, con dedos señalando mi existencia.
Necesito que una vez alguien me escuche… sí, si me abriera de piernas Usted dejaría de mirar la ventana bajo ese murmullo molesto que reniega de mi presencia. Sí, los políticos tampoco me oyen, hacen como si el mutismo cubriera mis labios, lo extraño es que más de una vez oí sus bocas vomitar placeres en jadeos clandestinos… peor aún, cuántas veces me nombraron como sus esposas al momento de penetrar sus inmundas vergüenzas. Ay oficial, usted parece buen muchacho, solo deseo me tome esta denuncia para que un puto papel certifique que algo de mí tiene valía. No tuve hijos porque vejaron mi cuerpo hasta que mis entrañas se pudrieron de quebrantos. Tantas lágrimas bañaron mis cobardías para marcharme, nadie me dio una mano, porque la vista mira primero… y lo que vieron no era decoro a los mandatos. Y caminé de día vagando este silencio, y me orlé de lujurias por las noches, para darle un poco de alegría al borracho, al juez, al abogado, al peón, al mecánico, al albañil… al oficial. No sabe cuántas marcas tiene mi sexo, mutilado de tanta daga hendiendo mierda. No sabe que mis palabras se fueron volviendo adustas, porque de dulce solo me queda la sangre en mis adentros. No sabe con qué vacío uno contempla la vida… clamando hasta el hartazgo un poco de muerte.
Hasta la fe quebrantó mis credos, el sacerdote me mira con ojos del pecado, como si el infierno danzara en mis respiros. Lo extraño es que mi compañera ha visto el tridente del cura más de una vez. Y vio oficial que acá para que el muchacho se haga hombre, tiene que debutar en un burdel, ya en mis años, he sido la primera mujer de dos o tres generaciones. Pensamientos raros los de esta sociedad… donde las prostitutas no van al cielo, pero sí los que condonan culpas con diezmos. Ay oficial, se me hace tarde y allá la noche vale oro vio… todavía tiemblo por el hedor de alientos nauseabundos, o de suciedad viciando mis eternas sombras… Lo malo es que tanta tristeza en un momento se vuelve costumbre.
Gracias por tomarme esta denuncia oficial. Yo sé que la esperanza ya no me será devuelta, pero por lo menos que alguien sepa la extraño, que no la abandoné a su suerte… me la robaron.
Ah por favor firme esta súplica… como María, la puta del pueblo.
Diego López

martes, 9 de septiembre de 2014

AMPARO ESTÉVEZ SAVIZA - UNA CARTA PARA MÍ



UNA CARTA PARA MÍ
¡Hola Angélica! ¿Ya te habías olvidado de tu otro nombre? Desde que tus alumnos te llamaban de ese modo pocas veces lo escuchaste. Crees ser una mujer que sabe vivir,
pero te equivocas. Tienes una limitación física que no te permite deambular y que te postra por largas horas y sin embargo haces muy poco para superarte. Tal vez si obligas a tus piernas a que te respondan y valoras lo físico sobre tu mente, lograrías mucho. Por ejemplo tus amigos de siempre te verían más seguido y escucharías Angélica con más asiduidad. No está mal lo que haces, elevar tu espíritu hacia metas muy grandes, lejos del esfuerzo físico y cerca del alma. Eso te hace inmensamente feliz, pero cuando recuerdas que tienes además un cuerpo todo se viene a pique. Y lloras porque sabes que
no tiene remedio. Que a lo sumo tomar decisiones justas te aliviaría y sabes qué… Ya no te gusta la calle, ni comprar por comprar, ni ver vidrieras o simplemente matar las horas. Ni los vestidos elegantes ni las joyas. Las flores en sus plantas, que nadie te las regale. Ni comer afuera ni el cine. Todo lo has quitado de tu mente. Algo te gustaría, estoy segura…disfrutar de un hermoso paisaje en buena compañía. Tener largas charlas con alguien que tuviera tus mismas inquietudes, otros temas en los cuales aprender. Aprender todos los días ha sido tu mayor disfrute. Seguro te gustaría hablar con alguien que confronte sanamente puntos de vista interesantes y si no coincides, seguramente le dirías “estamos en paz”. ¿Tomamos un mate o un té?
Ya sabes que tus horas se matan con lo que te gusta: leer, escribir, pintar y hacer poesías de amor. Amor que sientes de verdad en medio de las utopías reveladoras en donde la vida te enseñó que el salto por sobre el charco debe ser justo o te caes al agua. Eres grande para creer en milagros y sin embargo por aquello de que nos vamos haciendo niños, de regreso, sentís que muchas cuestiones que para otros son para no tenerlas ni en cuenta, para ti siguen teniendo magia. Será que has vivido muy poco. Que la palabra sueños ni se te cruzaba por la cabeza en tu afán de transitar la vida y hacer todo bien sin descuidar nada. No te dabas cuenta que ni siquiera te encontrabas, si siquiera sabías que tenías derecho a la diversión o al tiempo de meditación que te hubiese dado la oportunidad de conocerte. ¡Se fue tan rápido! Por eso permaneces largas horas en la compu. Y eres feliz. Estás en un mundo que jamás hubieses soñado y Dios te regala día a día. Tienes amigos virtuales pero que tu condición de valorar lo espiritual de los otros
te acerca a ellos…a unos más que a otros desde ya. Pero hay un ida y vuelta que a lo mejor tú sólo percibes. En tus paseos por la Web viajas a lugares maravillosos. Cuando aprendiste a descubrir los libros y ellos te transportaban a otros mundos, de igual manera también ahora lo vives en lo virtual. Crees saberle la mínima historia a cada uno de tus contactos amigos. Supongo que sólo será un veinte por ciento, pero ese poquito te hace tenerlos en cuenta todos los días con igual ímpetu.
Es todo mucho más simple de lo que parece. Pedirle a Dios mucha vida,
que aquellos que te llaman Amparo estén siempre cerca. Que siempre los estás esperando y que necesitas saber que lo que haces tiene cierto valor. Que entiendes que muchos de ellos están como estabas tú hace algunos años…matando la vida y sin entender lo importante que eres para vos mismo. Tal vez tu experiencia le sirva a alguien. El equilibrio y la moderación son indispensables para no perder de vista el camino y los ángulos si te encierran. Vivir con los pies en tierra pero al igual que los pájaros, listos para emprender el vuelo que te haga sentir niño aunque te tilden de cándido. Angélica Amparo trataré de cuidarte pero no esperes mucho de porque te conozco lo suficiente para saber que eres muy terca y a estas instancias no cambiarías
utópicas realidades por sueños… y sin embargo lo harás A lo sumo todos dirán que comienzas a tener demencia senil y todo será factible. De las modificaciones que elijas…surgirán los tiempos que todos tenemos designados por Dios. YO

Berta Singerman

BERTA SINGERMAN - Ruben Darío - Cuento a Margarita..wmv

Nocturno de Asunción Silva por BERTA SINGERMAN.wmv

lunes, 8 de septiembre de 2014

Siento que - Tinta de Sangre

Cinco noches, cinco días

domingo, 7 de septiembre de 2014

Diego Lopez Cuando desperté en mitad de la noche





Diego Lopez


Cuando desperté en mitad de la noche… recordaba vívidamente lo soñado. Un barco zarpando a la deriva de sus tiempos, un mar embravecido por cruentos vientos de un pasado austero. Un navío naufragando zozobras en las profundidades de aguas oscurecidas. Un faro en altamar abrazando las lágrimas del desencuentro con el destino. Una luz hendiendo las sombras mortecinas de la noche eterna. Una brisa anclando el vuelo de las libertades sobre la inmensidad de un piélago dormido. Un firmamento hilvanando esperanzas en los cordeles de celajes y tornasoles danzando en las escamas de los peces. Un delfín surcando silencios sobre el salto de un presente… que se adentra al mañana sobre la ribera de instantes.

Cuando desperté en mitad de la noche… estaba humedecido mi lecho, tal vez eran lágrimas… tal vez no era un sueño adormecido… Quizás una vida invita siempre a navegarla a fuerzas de naufragios pero siempre con puertos para arribar en las lontananzas de un destino.

ZARPEMOS QUE HOY EL MAR… ROMPE OLAS EN LA ESPERANZA DE UN FARO ABRAZANDO AHORAS.

Diego López

BIBLIOTECA NACIONAL ARGENTINA

sábado, 6 de septiembre de 2014

RECUERDOS -Alondra Valey



RECUERDOS
Una nube pasajera se coló en el firmamento
desafiando a las otras como estando en lo cierto
¡Nadie llega muy lejos si establece momentos!
hay que dejarse llevar tal cual como dice el viento
Si éste es el sitio y el tiempo de los malos fundamentos
¿Por qué vamos a volar en busca de los desiertos?
Si abajo, por la pendiente, van cayendo los versos
y nos dan los argumentos para llenar los adentros
Si nadie espera la nada y menos los escarmientos
¡Besemos la magia hoy! que mañana la lluvia
hará de la nube un velo y de nosotros recuerdos…
ALONDRA VALEY/07/09/2014

Lucciano Pavarotti Concierto completo en Bilbao 1998

viernes, 5 de septiembre de 2014

1905 Muere en Buenos Aires Miguel Cané




1905
Muere en Buenos Aires Miguel Cané
Escritor, político, diplomático, legislador y periodista, miembro emblemático de la llamada Generación del 80, fue colaborador de La Tribuna y autor de "Prosa ligera", "En viaje", "A distancia", "Notas e impresiones", "Charlas literarias" y la popular novela "Juvenilia". Diputado Nacional, director de Correos y ministro de Relaciones Exteriores, desde su banca en el Senado, a la que había accedido en 1898, a pedido de la Unión Industrial Argentina impulsó la Ley 4144 de Residencia, que sería sancionada en 1902. La bochornosa ley permitía al gobierno a expulsar a inmigrantes a su arbitrio y fue utilizada por sucesivos regímenes conservadores contra anarquistas, socialistas y activistas obreros en general.

Juvenilla 2/2

Juvenilla 1/2

jueves, 4 de septiembre de 2014

¡muchacha, se te ama! Tinta de Sangre Marcelo Roberto Galán Capel Namaste




Que lo sepas
3 de septiembre de 2014 a la(s) 21:15
Este vivir que inalterable me mira,
que nadie más que yo
arriesga ahora
corazón en boca,

este vivir que vuelca en mi alma
una dulce certeza,
que quema a este árbol que soy
detenido en tierra,

este vivir cautivo
que es porvenir y nostalgia,
esta casa vendida de mi juventud,
colmada de soles y lunas y lluvias.

Nace el hombre,
con actitud y cuerpo de túnel,
y paredes de pájaros,
en un ala las flechas,
en la otra el arco,
y por labios un garabato,

nace pequeño,
como recién comprado,
nace mujer,
sin pedirle explicaciones a la noche.

Este vivir que mañana sólo será una hoja,
un quieto beso que cae
entre fuego y ternura,
este vivir que en versos te explico:

te amo por como eres,
por como luces en mi cama,
y cuando te levantas,
que en puntillas
tu cabellera y tus manos
parecen ser sólo una,
te amo por la penumbra de tus ojos
hacia todas mis vidas,
este vivir que en versos te digo:

te amo porque me amas,
como ama tu cuerpo al mío.

Nace el hombre
así como te vistes,
con la paciencia del camino
antes de recorrerlo,
como el vuelo recién volado
sobre el viento y sobre el agua,

nace con años,
buscándote,
y te busca hasta tocarte,
cerrando su viaje,
y viaja cuando tus manos saben,
cuando tus manos me reconocen desde antes,

y nació el hombre exactamente aquel día,
en que te esperé sabiendo que vendrías.

Este vivir
amor mío de esta hora,
estos pasos que van y van,
deletreándote,
este olor a tu sombra
y esta tan tuya manera de lucir,

¡muchacha, se te ama!

Que lo sepas
3 de septiembre de 2014 a la(s) 21:15
Este vivir que inalterable me mira,
que nadie más que yo
arriesga ahora
corazón en boca,

este vivir que vuelca en mi alma
una dulce certeza,
que quema a este árbol que soy
detenido en tierra,

este vivir cautivo
que es porvenir y nostalgia,
esta casa vendida de mi juventud,
colmada de soles y lunas y lluvias.

Nace el hombre,
con actitud y cuerpo de túnel,
y paredes de pájaros,
en un ala las flechas,
en la otra el arco,
y por labios un garabato,

nace pequeño,
como recién comprado,
nace mujer,
sin pedirle explicaciones a la noche.

Este vivir que mañana sólo será una hoja,
un quieto beso que cae
entre fuego y ternura,
este vivir que en versos te explico:

te amo por como eres,
por como luces en mi cama,
y cuando te levantas,
que en puntillas
tu cabellera y tus manos
parecen ser sólo una,
te amo por la penumbra de tus ojos
hacia todas mis vidas,
este vivir que en versos te digo:

te amo porque me amas,
como ama tu cuerpo al mío.

Nace el hombre
así como te vistes,
con la paciencia del camino
antes de recorrerlo,
como el vuelo recién volado
sobre el viento y sobre el agua,

nace con años,
buscándote,
y te busca hasta tocarte,
cerrando su viaje,
y viaja cuando tus manos saben,
cuando tus manos me reconocen desde antes,

y nació el hombre exactamente aquel día,
en que te esperé sabiendo que vendrías.

Este vivir
amor mío de esta hora,
estos pasos que van y van,
deletreándote,
este olor a tu sombra
y esta tan tuya manera de lucir,

¡muchacha, se te ama!

Tinta de Sangre
Marcelo Roberto Galán Capel
Namaste

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martes, 2 de septiembre de 2014

Alondra Valey - HOY SOMOS






HOY SOMOS

Un abrazo
imaginario
el payaso
disimulando
la necedad
aportando
como niños
llorando
incompletos
buscando
fantasmas
soñando
lo invisible
inventando
la sonrisa
temblando
el pañuelo
consolando
y los besos
esperando
que el viento
así soplando
no suelte
nuestras manos
porque la vida
hizo posible
encontrarnos
y existir
sin necesitarnos
para compartir
lo que amamos
el día a día
la familia
acariciando los pasos
que nos lleva al ocaso…
dejando en los versos
eternos abrazos…
ALONDRA VALEY
Derechos Reservados/2014

Diego Lopez -Oran disímiles historias...



Diego Lopez
12 h

Oran disímiles historias que los elefantes entrados ya en su vejez y a veces enfermos… se apartan de la manada y emprenden un camino hacia las postrimerías de sus vidas. Un camino que solo ellos conocen, como un rito comulgando solitudes y tiempo, como un sagrado sendero de silencios y senectud. Son insondables los misterios de la naturaleza, como indescifrables los arcanos de una vida cuando no anhelan ser descubiertos. Y allí, donde el último aliento besa la caminata hastiada de instantes… un cementerio de elefantes se oculta en lo perpetuo.

Rezan distintas crónicas… pero solo yo, sé muy bien el camino peregrinado por mis paquidermos, por mi vejez, por la enfermedad de las almas que alguna vez arañaron mis lágrimas. Mis adentros se despojaron de una manada vetusta a la que no pertenecía, y quedaron en la más acérrima soledad… la elegida y la impuesta. Y allí, con la dignidad propia de los elefantes besando su muerte… caminaron mis adentros hacia el mausoleo donde morarían los cadavéricos sentires. Y cuando despojé del cuerpo y el alma, el barritar de mis internos. Y cuando corté el marfil pútrido de mis colmillos lastimados… pude morir de pie sobre el sigilo de mis quebrantos, pude perecer mis tempestades en los valles donde se erigieron mis tumbas.

Suplican diferentes leyendas… la condena de un elefante en su propio destino. Lo que no pronuncian estas fábulas, es que mis elefantes murieron… pero siempre renacen mis mariposas.

Diego López