Considero poesía
11 de septiembre de 2014 a la(s) 13:56
Tú,
quédate a mi lado,
con las manos llenas de amor
de amoroso cuidado,
cercana como para
necesitar mis besos,
lejana como para retirar tu boca
y correr tras mis ojos,
de mi mano,
frágil de igual modo,
y conoce mi amor
en mis maneras y deseos,
expandido por el aire,
naciendo y muriendo
mil veces al día.
Tú,
quédate a mi lado,
con tu corazón verdadero
de gran fuego envuelto,
y una palabra breve
de un largo pensamiento,
reposando tus celos,
sabiéndome,
fiel a mis brazos,
abierta a la primera flor,
y hora por hora,
acaríciame
como ventura incierta,
búscame como rendida de amor,
y ámame entonces
como si no volvieses a mirarme.
Tú,
quédate a mi lado,
¡te haré tanto que el silencio
será tu servidor amante!,
¡te diré tanto que tu amor ante mis ojos,
yo veré sin cesar!,
a ti que te siento
como cuando voy quedándome dormido,
primero lentamente,
y de pronto de golpe,
¡y mi poesía a tus versos
de mi boca yo te entrego,
para deletrearte en poemas,
para ser nosotros en cada palabra,
y muy bajito en tu boca
me beses los sueños!
Tú,
quédate a mi lado
y no te salves,
quiéreme sin reservarte,
piénsame sin tiempo
y no quieras evitarlo,
y déjate caer como si siempre
estuvieses llegando,
de modo que si ocurre que no me encuentras,
que tu confianza me mire
conociéndome de a poco,
como si miraras mi casa desde afuera,
sabiendo que es contigo y conmigo
que te pido,
¡tú, quédate a mi lado!
que no es prohibido el amor,
que encontrarse tiene un por qué,
¡tú, en mi mente!,
considerando poesía.
Considero poesía
11 de septiembre de 2014 a la(s) 13:56
Tú,
quédate a mi lado,
con las manos llenas de amor
de amoroso cuidado,
cercana como para
necesitar mis besos,
lejana como para retirar tu boca
y correr tras mis ojos,
de mi mano,
frágil de igual modo,
y conoce mi amor
en mis maneras y deseos,
expandido por el aire,
naciendo y muriendo
mil veces al día.
Tú,
quédate a mi lado,
con tu corazón verdadero
de gran fuego envuelto,
y una palabra breve
de un largo pensamiento,
reposando tus celos,
sabiéndome,
fiel a mis brazos,
abierta a la primera flor,
y hora por hora,
acaríciame
como ventura incierta,
búscame como rendida de amor,
y ámame entonces
como si no volvieses a mirarme.
Tú,
quédate a mi lado,
¡te haré tanto que el silencio
será tu servidor amante!,
¡te diré tanto que tu amor ante mis ojos,
yo veré sin cesar!,
a ti que te siento
como cuando voy quedándome dormido,
primero lentamente,
y de pronto de golpe,
¡y mi poesía a tus versos
de mi boca yo te entrego,
para deletrearte en poemas,
para ser nosotros en cada palabra,
y muy bajito en tu boca
me beses los sueños!
Tú,
quédate a mi lado
y no te salves,
quiéreme sin reservarte,
piénsame sin tiempo
y no quieras evitarlo,
y déjate caer como si siempre
estuvieses llegando,
de modo que si ocurre que no me encuentras,
que tu confianza me mire
conociéndome de a poco,
como si miraras mi casa desde afuera,
sabiendo que es contigo y conmigo
que te pido,
¡tú, quédate a mi lado!
que no es prohibido el amor,
que encontrarse tiene un por qué,
¡tú, en mi mente!,
considerando poesía.
Tinta de Sangre
Marcelo Roberto Galán Capel
Namaste
Copyright © Todos los derechos reservados
Copyright © Todos los derechos reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario