GURISITO NORTEÑO
Publicado el 14 marzo, 2016 por amparorules
AMPARO ESTÉVEZ SAVIZA
Jujeñito, salteño, chaqueñito, formoseño…
Hoy he visto a la puna en un sueño…
El norte argentino es un sueño de niño que pide por su madre…
¡¡¡Tanta belleza de imponderable destino!!!
Belleza del alma y belleza de paisajes maravillosos, cuna del hombre que nunca se rinde.
Tambores que hacen eco en la montaña y cantan las piedras
Tantos dioses que cuidan de ese mundo increíble, tan único que no hay poeta que le diga de crueldades, porque los poetas saben de los misterios de los ángeles que habitan allí.
Tantos duendes que juegan entre sus montañas y las pintan de todos los colores…
Tanto cielo para tanto niño que mira sus estrellas…gurisitos llenos de risas y estruendo de carcajadas simulando al cruel imaginario que anda de noche para asustarlos.
El imaginario es el complemento a tantos interrogantes que se presentan en sus sueños montados en el rayo de luna que se cuela por las aberturas de sus cuartos de adobe. Sus pensamientos bellos están plagados de sueños bonitos, de juguetes con formas de piña y de tortas de chocolates…de bombones de mieses tan ricas que buscan sus bocas para cantarle a la vida…
Tanto sol que se quiere colar por sus sombreritos arrugados y bajan a los cachetes coloreando sus abultadas lunas carentes de pellizcos y caricias.
Manitos pequeñas que venden sus dulces al lado de los trenes.
Y los pasajeros que miran curiosos sus pantalones roídos, fotografiándolos en curiosas posturas: una de ellas (mostrando los dientecitos de la sonrisa amable) otra: la imagen que se llevan para mostrarlos como paisaje cuando ellos caminan con un bolsito tejido al hombro mientras juegan a patear las piedras…
Dicen que los ángeles viven muy cerca y cuida de sus pancitas; los protegen de los bichos malditos y les dan leche de cabra cuando silban sus entrañas de hambre.
Una ramita es la amiga inseparable, la que les quita el miedo y la que hurgando encuentra los nidos y huevitos de las aves, aparta los cardos pequeños y señorea a los perros flacos.
Bultitos de muchos colores abrazados por sus abrigos, tejidos por sus madres, se ven llegar de lejos a la escuelita de frontera.
Sus pasos pequeños pero firmes hacen que siempre lleguen por más lejos que sea…
No todos caminan, no todos siembran la mañana de infinitas almas al desnudo.
Algunos llegan en sus mulas cargadas de buenas nuevas “Hoy llegamos primero”
También ríen y cantan. Imitan a los pájaros y estos saludan en medio de la tierra, en medio de la nada para quienes no comprendemos…
Y llegan. Ellos saben que allí habrá calor de leña, sabor de mate cocido y una historia bonita que escuchar.
Sus mulas los llevan de a dos y tres, a veces.
Sus útiles son pocos pero muy apreciados. Nada es mejor que amar lo poquito que se tiene.
Ellos no saben de desperdicio. Nada tienen para tirar o malgastar.
Ellos son una fruta madura que nadie ha pelado, pero resisten, lucen su color y se muestran felices, y seguramente lo son.
Solo el pordiosero anhela lo que alguna vez tuvo.
Los ojos negros y los pelos chuzos son la maravilla de la vida jugando a los muñecos que no se apartan jamás del recuerdo de un alma noble que pudo apreciarlos con dignidad.
Los gurisitos norteños solo saben de ese mundo en el que van creciendo, con experiencias de vida que quizá muchos niños no tengan ni tendrán nunca.
Experiencia que los acerca a Dios y les dice desde muy adentro “nadie podrá con ustedes” porque las montañas les hablan, los ríos los bañan, las cabras los alimentan, los duendes les cuentan historias y cada vez que llueve saben que son las lágrimas de Dios por algún pecado cometido por los hombres malos…
AMPARO.ES 14-03-2016 Derechos Reservados de Autor
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