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Amparo Estévez Saviza

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Considero que un espacio interactivo debe servir para comunicar, compartir y pasar momentos agradables que nos ayuden a pensar la vida como bella y en este caso específico a conocer a los escritores y poetas que en todo momento transbordan vidas diversas arte y sueños a nuestro corazón...

jueves, 17 de marzo de 2016

ES MI VIEJO



- JOSÉ ESTÉVEZ MARTÍN

ES MI VIEJO…
Publicado el 15 marzo, 2016 por amparorules

AMPARO ESTÉVEZ SAVIZA


Un hombre tan lleno de esperanza y vidas pasadas que avanza en la vida llevando a cuestas los sueños, los trabajos, las caídas y caminando junto a él sus hijos, a sus padres, a sus amores, tal vez a sí mismo más que a nadie.

Como árbol que intenta caminar sabiendo que sus raíces lo atan, pero igual cumple sus funciones. Saca sus ramas repletas de hojas y las pierde cuando su ciclo se lo demanda. Le llega el otoño y se guarda para renacer cada noche en zumos internos y sabia, prolongando la vida.

Un hombre proyecta su camino más allá de sí mismo y un día despierta y está solo, la vida es muy corta y piensa: ¡Me queda tanto por hacer!

Como los caminos después de la lluvia, sigue la senda constante; pise quien los pise el sol seca la tierra para volver a marcar las huellas.

Ya no sabe qué hacer con sus manos que aprisionan su bastón y cuánto se le cruza.

Como pichón que se cae del nido se yergue disimulando su poca estabilidad.

Ya no sabe qué hacer con sus brazos que otrora fueron fuertes y sanos.

Imagina sostener al hijo en brazos aquel día en que se tumbó del triciclo.

Ya no sabe qué hacer con su tiempo de sobra y sus huesos repletos de esfuerzos…

Detesta las horas, solo acepta las campanas de alguna iglesia cercana que le trae nostalgia de tiempos pasados

Un hombre siembra mucho y tal vez cosecha poco. Espera más de la vida; cuando logra afianzar los pies en la tierra y pierde el miedo, de pronto debe empezar de nuevo o bien quedarse a disfrutar de los pocos logros y compartirlos.

Ahí y solo ahí se acuerda de sus hobbies, pero ya no sabe cómo volver a ellos y si lo intenta es un hombre feliz.

Un hombre viejo no quiere morir. Un hombre joven ni piensa en morir.

Ese final acecha en cada desilusión, en cada disgusto, en cada momento de la vida en donde el corazón pena…

Un hombre no quiere sentirse de más en todas partes cuando ya sus actividades han cesado.

Como el Principito domesticado , se siente apreciado y orgulloso que le pidan consejo.

Un hombre a veces no duerme pensando en cómo resolverán los problemas sus hijos.Los hijos se trenzan al alma de un padre para siempre.

Un hombre es feliz cuando extiende su mano, puede ayudar y sentirse útil.Tal cual la lluvia cuando las flores amanecen lozanas a la mañana.

Un hombre sabe que su memoria lo ha abandonado un poco, pero no así en los bellos recuerdos del pasado.

Sonríe y llora por todo cuanto haga vibrar los sentimientos y al igual un payaso hace las morisquetas y travesuras que nunca hizo para completar el sueño.

Entonces un hombre solo busca compañía para poder hablar. Busca que lo escuchen. Que le digan que hizo bien las cosas, porque para reproches se basta a sí mismo.

Un hombre se ve de pronto que le dicen ¡CUIDADO! Que lo sostienen al caminar y lo agradece, pero quisiera volver a ser el que fue…ese al que no le importan las horas, con motivos para festejar…

Un hombre sabe de amor, pero a veces ya no tiene a su pareja y no sabe amar de nuevo. Solo la caricia de una mujer que lo entienda podría hacer nacer en él la voluntad de su viril sosiego.

Como potro desbocado corre tras los recuerdos de eróticas noches pasadas y descubre que vivió mucho en los brazos de mujeres amantes y apasionadas.

Un hombre sabe que cuando empieza a vivir la vida de los demás se va despidiendo de la suya un poco…

Un hombre es belleza de surcos que adornan su frente. Canas benditas que dicen mucho de él y lucen orgullosas en su porte maduro.

Un hombre se da por completo cuando acaricia a sus nietos.Es para él como nacer de nuevo y una infinita ternura se apodera de su corazón queriendo perpetuarse para siempre en ellos.

Un hombre nunca dice adiós, siempre dice hasta luego cuando llega la madrugada, la oscuridad de la noche no existe, solo la maravilla de vivir a pesar de todo.



Un hombre solo y mayor no entiende cuando se va la luna o aparece el sol, para él el cielo es un manto que cubre sus anhelos, sus viejos sueños, su vida sin tiempo.

Como los niños es capaz de dormir de víspera y levantarse cuando todos duermen.

En sus sueños las imágenes no tienen tiempo, hora ni lugar establecido.

Sobre su almohada y mirando el techo, por momentos, cierra sus ojos y ve a una mujer vestida de novia.

O tal vez la presencia de una mujer callada compartiendo un día de pesca.

Tal vez una mujer a su lado leyendo junto a él en una tarde de lluvia.

O una chimenea ardiendo al compás de sus noches de amante.

O tal vez puede sentir un beso que quedó grabado en sus labios y nombrar a una mujer inolvidable…

Le parece oír el ruido de platos y cacerolas.

A veces huele a salsa o carne asada.

A veces necesita comer caramelos para conciliar el sueño.

Un hombre habla solo, cuando se pone grande y pasea por el jardín.

Habla con su mascota. Habla rezongando por la política.

Quizá habla con las presencias de su vida que le recuerdan una mano suave que lo acaricia.

A un hombre se le humedecen los ojos recordando a su madre.

Se le angustia el corazón recordando a su padre tratando de ganarle en un juego.

Lagrimea cuando lo recuerda vencido por alguna enfermedad caminando despacio, tirando de la vida y se ve reflejado…

Un hombre siempre necesita a una mujer. Una ternura que le acompañe. Un sostén para la tormenta que amenaza sus años de decadencia física pero de espíritu grande y presumido.

Un hombre mayor necesita amor de familia. Amor de mujer.

No hay nada más triste que un hombre que transcurre sus días en un geriátrico.

Que pierde su libertad justo cuando más la necesita. Cuando tiene que disfrutar de sus últimos años en paz.

Un hombre grande es reflejo de lo que pudo ser en la vida. Respetar sus vivencias y amarlo es parte de creer en nosotros mismos y desearnos un futuro digno de ser vivido hasta el final.

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