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Amparo Estévez Saviza

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Considero que un espacio interactivo debe servir para comunicar, compartir y pasar momentos agradables que nos ayuden a pensar la vida como bella y en este caso específico a conocer a los escritores y poetas que en todo momento transbordan vidas diversas arte y sueños a nuestro corazón...

viernes, 29 de noviembre de 2013

EL CUENTO EN EPISODIOS - El cuento contemporáneo -Jairo Echeverri García para Cuento Colectivo - (Segunda parte)





La fuente acertó, porque Jay Equinox llegó, como de costumbre, al café a eso de las 7 p.m. Mientras Jay charlaba con sus viejos compañeros del bachillerato, no pudo dejar de notar a la hermosa mujer de cabello marrón oscuro que tomaba café y leía un libro en la mesa justo en frente de él. ¿Qué estaría leyendo? Equinox se apresuró a llamar a uno de los meseros y le dijo que cuando la señorita del libro se fuera, le dijera que su cuenta había sido pagada por él. Unos minutos después, cuando la misteriosa mujer del cabello marrón oscuro pidió su cuenta, el mesero hizo lo que Jay había ordenado.

A lo lejos Equinox observaba cómo el mesero hablaba con la joven mujer, y después éste comenzó a caminar hacia donde él estaba. “Señor Equinox. Eh, me da algo de vergüenza esto, pero le daré el mensaje de la dama tal como me lo dio. La señorita de la mesa «Bretón» dice que algo que detesta es a las personas cliché y machistas. Que ella misma se ocuparía de su cuenta, pero que gracias de todos modos”.

Los amigos de Jay no pudieron controlar sus carcajadas. “Fuera de tu alcance Jay. Como te encantan”, dijo Dave, uno de sus amigos, en tono de burla. Jay sonrió de forma leve. En otra ocasión, se hubiera dado por vencido tras fracasar en el primer intento, así de tímido y orgulloso era, a pesar de su fama. Sin embargo, había algo especial acerca de esta mujer. Cuando ella se levantó de su silla, Jay la siguió con la mirada. Después, por casualidad, miró hacia la mesa donde había estado sentada y notó que había dejado su libro.

Equinox, movido por un impulso que jamás había sentido, se levantó de su silla, caminó rápidamente a la mesa donde estaba el libro, lo tomó y corrió hasta la salida. Antes de salir, alcanzó a ver el título del mismo “El retrato de Dorian Grey” por Oscar Wilde, uno de sus autores favoritos. Era indiscutible, esta era la mujer de sus sueños.

Cuando Equinox abrió la puerta del bar, vio que la mujer estaba a punto de tomar un taxi. Corrió hasta donde estaba y la agarró de un codo. “Oye, se te quedó esto” dijo “perdón por la escena cliché, estoy totalmente de acuerdo contigo, debí saber que las estrategias que uso con las chicas comunes no funcionarían con alguien, no sólo que lee, si no que lee a Oscar Wilde”.

“Muchas gracias por el libro” contestó ella “y estuvo mucho mejor tu segundo intento. Es además algo halagador que alguien que se cohíbe con más de dos segundos de contacto visual con una mujer a la que se nota a leguas que le atrae, haya tenido el coraje de seguir a la misma hasta acá. Te felicito”. Jay estaba impresionado. “Además de bella, rebelde, inteligente y elocuente, al parecer me conoces más de lo que me conozco yo mismo. ¿Me podrías decir tu nombre?” dijo Jay

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