Con el dolor entendí
que la eternidad mora en las lágrimas porque no mueren
que los hombres también lloran porque respiran sentires
que el vacío extrañamente colma el alma de quebrantos
que la mirada se deslustra por los lloros que la inundan
que la verdad lastima pero la mentira es acérrima sicario.
Con el quebranto comprendí
que el abandono surca profundas ausencias en las vidas
que el silencio profundiza las escaras de todas las heridas
que el olvido no arriba cuando uno anhela… sino después
que la indiferencia es censura a los que blanden palabras
que el abismo reside en los adentros para dejarnos caer.
Con el sufrimiento acepté
que la esperanza jamás se pierde pero a veces se oculta
que pronunciar doliente las tristezas es vaciarse de ellas
que acariciar la salida de los laberintos no suele ser fácil
que las espinas aletargan los pasos transitando erráticos
que la muerte es inminente pero es peor morir en vida.
Con la nostalgia vislumbré
que a veces peregrinamos como perpetuos condenados
que a veces la llaga solo supura el veneno de los tiempos
que bebemos los instantes amargos ansiando se diluyan
que es cruel el zarpazo de una injuria como vil un golpe
que la angustia corroe mañanas porque desgasta ahoras.
Con lo que me resta aprendí
que el verdadero amor existe aunque duela sus partidas
que solo los fuertes pueden levantarse de los naufragios
y aunque navegue eterno los desiertos… aún poseo navíos.
Título: NAVEGANDO DESIERTOS
Autor: Diego López (Argentina)
Imagen tomada de la red.
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