CUENTO
Autora: Amparo Estévez Saviza
LA COPA DE CRISTAL
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LA COPA DE CRISTAL
A menudo, diría todas mañanas, él se sienta en un sillón (vecino a una vitrina de la casa) a leer el diario… Y le empieza a llamar la atención aquella copa de cristal que brilla más que las otras.
-Esta noche beberé mi vino en esa copa-piensa-y se va a su trabajo.
-No he reparado que es especial y me merezco beber el mejor vino de mi bodega en ella…
A todo esto LA COPA DE CRISTAL sabe que se diferencia de las otras por ser transparente, lúcida y atractiva a simple vista.
Lo que el hombre no sabe es que es él quien la vuelve de cristal cuando la mira.
¿Cuántas veces me he sentido una simple y vulgar copa? -piensa ella- y decide ser importante en cuanto pueda soñar (Porque las copas también sueñan a veces)
La copa permanece allí, olvidada, observando cómo el hombre regresa de su trabajo cansado. Sediento. Aburrido…
Y es cuando se decide por su vino, abre la vitrina y toma una copa.
Y recuerda: hay una que brilla diferente a las otras y la toma a escondidas, porque no siempre se bebe en ella, solo en situaciones especiales. Su mujer no se lo permitiría...
Y allí, en su sillón favorito de vez en cuando saborea su vino y se queda mirando la copa.
Un día la copa brillante y bonita, en un destello mágico, tal vez tocada por el alcohol, le habla:
-Si no me dices tus secretos cuando quieras bajarme del estante no dejaré que me tiñas con el brillo de tu mirada, seré una copa más y ya no sabrás cuál es la que mojó tus labios…
Él sonríe y le responde -¿Quién te crees que eres para saber mis secretos?
Responde: -A veces pienso que soy una copa vulgar, una cosa sin alma, una simple cosa del sustantivo femenino que utilizas para consuelo de tu vida. Simplemente la guardas en la vitrina y a otra cosa. Ya no me tomes como recipiente cuando solitario espera llegar a la casa. Un día ya no estaré...
Cuando él regresa a buscarla sonríe porque ella no ha cumplido con su amenaza. Aún brilla su cristal.
Y como siempre la toma y sirve su vino, repite los tragos y vuelve a buscar más vino.
Luego la vuelve a guardar y hasta el otro día.
A veces pasan meses y sabe que estará ahí esperando sus caricias, su boca, y lo único que se le ocurre es impacientarse cuando descubre sobre su sillón favorito que ella ha dejado una rosa para recordar sus encuentros.
Una noche en que está muy aburrido, la toma, la llena de su vino favorito y le dice que quiere de ella un momento especial…
La toma e intenta decirle palabras bonitas para que brille más que de costumbre. Cada tanto bebe. Ella hace escucha sus palabras y refleja en el líquido un rostro. Es alguien que el reconoce y asustado devuelve la copa al estante de su lujosa vitrina.
En ese acto acaba presuroso el y piensa en voz alta - "ya no debo beber" y la retorna sin planes para el día siguiente.
Y expresa en voz alta como para darse ánimo: -"Eso haré una madrugada, estoy desilusionado porque esta copa no cumple su destino" en su señoríos de cristal, no sabe prolongar los saboreos del mejor vino que ha encontrado.
Cada vez que él toma la copa,(y sigue con su rutina) ésta brilla más y se hace inconfundible entre las otras. Lo peor que ha tomado conciencia que esto pasa cada vez que le da cierta importancia, cada vez que la toma entendiendo que no hay copa como aquella.
Eso le incomoda. Aún le sorprende que la irreverente quiera saber de su vida.
Y piensa ¿Quién es? ella quiere saber. Si ha sufrido y por qué...
Y él no no alcanza a comprender por qué ella está dejando de ser una simple copa de cristal
-¡Pero qué pretende esta cosa! si no es más que una copa. Hace preguntas estúpidas. No le basta que saboree mi delicioso vino, quiere inmiscuirse en mi vida.
Y le cuenta a sus amigos las anécdotas diarias con la copa…
Le preguntan por qué no toma otra y ya... Él se queda pensando…
"Tal vez me está gustando este juego- ¿Qué pierdo? Mientras no desnude mi vida…
Por más que brille no deja de ser una cosa. Una simple copa… se dice a viva voz.
Pero un día cuando la busca, para beber el vino más caro del mundo que ha conseguido, la copa no está allí…
Hace una hora que moviliza detrás de otras copas sencillas, en otros lugares de la casa y no la encuentra. Así durante días. Bebe desde ese instante en una cualquiera, -total, (dice para conformarse) era una copa más. Se desangra de sólo decirlo.
Su vino no es el de antes para su cata habitual y así comprende que la magia vivida la ha inventado su mirada ¡Le había sido tan fácil bajarla de la vitrina y tenerla!
No puede romper la vitrina porque sus buenas costumbres se lo impiden, pero desde ese día busca una copa diferente.
Cree que va a encontrarla tarde o temprano, sin embargo la vida pasa y a la par del transcurrir de los días suceden cosas.
"Cosas que no vemos pero se manifiestan en forma de cristales rotos"
Amparo Estévez Saviza
*********************************************AMPARO ES-18-06-2015
El contenido referido a REFLEXIONES de este blog son publicadas
en un libro personal del mismo tema con Derechos Reservados de Autor/2014
/República Argentina
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