José Francisco Zárate
Ayer me puse a pensar...
¿Qué felicidad puedo darte si vienes?
El mantenerme indiferente al mundo
me hizo un ser triste y ermitaño
Tratando de escuchar un mensaje del Señor,
apuñalado por el pecado,
que nunca me encontrarás por los caminos tuyos
de peregrinajes y de fiestas
de luces, y de magia
de besos y de ternuras
porque ya me volví un ser triste y ermitaño
que no se cansa de buscar lo que tal vez no existe.
Es que ayer me puse a pensar
que no coordinan nuestros pasos
lo vi en tus ojos,
lo sentí en tu aire,
sentí que no sientes nada,
y ya no hay tiempo
o abandono parte de mi
y la lleno con la tuya
o abandonas parte de lo tuyo
y la llenas con lo mío
o arriesguemos, apostemos todo,
porque al fin y al cabo, eso es el amor
sin embargo no dejo de pensar
¿Qué felicidad puedo darte si vienes?
Porque ya me volví un ser triste y ermitaño
apuñalado por el pecado.
Y entonces comprendo a Dios
y comprendo porque estás lejos
y entonces comprendo al amor
aunque siempre salga perdiendo.
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