DANIEL NAVARRO ESTÉVEZ (Cuento)
Mi barco hacia el fin del mundo
El agua corría furiosa por la calle. La pendiente hacía del asfalto el lecho de un río rocoso y turbulento donde mi barquito de papel montaba ola tras ola mientras yo lo corría por la vereda. No importaba la lluvia ni el frio. Sólo ese barquito de papel que emprendía un viaje hacia el fin del mundo. Transportaba mis sueños a bordo, era mi Titanic, mi propio Poseidón. Era una obra maestra de la ingeniería moderna hecha con mis propias manos y se bamboleaba de babor a estribor, de proa a popa y yo imaginaba al timonel girando el timón con frenéticos ademanes hacia aquí y hacia allí, al capitán gritando órdenes a los marineros y a la bella doncella que en su camarote moría de miedo. Mi barco estaba llegando a la esquina cuando un enorme remolino lo envolvió. Se hundió y volvió a surgir. Quise tomarlo de la vela para rescatarlo de la boca del monstruo, pero en ese momento, la ingrata y sucia alcantarilla se lo tragó. Es seguro que mi barquito siguió navegando hacia el fin del mundo, solo que yo, ya no podría verlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario