Mis flores
¡ El alba ! Escucha: el alba.
Canta en mi corazón la alondra eterna.
Y en los nuevos ramajes de la aurora
están tejiendo con luz difusa
los fabriles gusanos de seda.
¡ El alba, escucha, el alba !
Sobre mi sueño sueñas tan segura
que no me atrevo a interpelar al agua
ni al viento ni a la muerte. Me enternece
el profundo sentido de la vida
que de ti para mí se expande y crece.
En alba, el alba, el alba sin relojes,
el alba primitiva e inocente
que abren los graves ángeles veloces,
y el amor poderoso y desvelado
como una flor de aire entre las horas
del día de oro, flor de azahar, venado,
gajo de agua intemporal, dorado.
Juana de Ibarbourou.
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