CUENTO
Amparo Estevez Saviza
EL CHARQUITO
Anduvo su alma vagando por ahí. Un día cualquiera, una noche casual, una hora determinada por la luna que se fugó y el sol que se inicia.
Se nublaron sus ojos que no se animaron a observar, se marearon los sentidos, se ocupó el alma en navegar y pasó: Pasó del mar a un río, del río a un arroyo, del arroyo a una laguna y comenzó a querer esconderse para disfrutar su descubrimiento. Y por si aún esto no fuera suficiente, recién cuando abrazó y bebió en el charquito se sintió segura y feliz.
En el charquito todo fue posible. Ahí se guardaron los sueños, la esperanza, la alegría, el llanto y las utopías.
A veces en el charquito se esperó el sublime sentido de la vida.Sin importar cuántos pasaron sin verlo. Fue el tesoro escondido del poeta.
Dicen se secó con el sol y en él murieron todas las esperanzas. Se lo bebieron los animales y desapareció. Brilló de lejos pero sólo era magia. Lo peor es cuando se lo tragó la tierra. Fue la muerte de lo que nunca tuvo en sí ninguna esperanza.Esa fue su fama...
Ella quiso luchar para obligar a la lluvia a que llorara más seguido y así conservar su única riqueza, el charquito. Acudió a los vientos y los calmó. Dejó fluir a la naturaleza, le habló, le prestó sus caricias, atrajo todo lo bueno que podía ofrecerle y sin embargo el miedo se interpuso para lograr mantenerla presente y distraída, porque todo a su alrededor le habló de perder el tiempo y dejar de soñar.
Pero temió que a pesar de la lluvia constante, de los vientos inquietos, de las aves que le hablaron de disfrutar, un día su charquito "se expandiera por un surco largo de agua con destino a la laguna y de allí al arroyo y luego al río y un día se topara con el mar y desapareciera con sus olas"
Su vida se diluyó en pocos segundos y le acuciaba el miedo. Sus huesos le pesaron. Su verdadera identidad tuvo apellido en el charquito. Cómo defender si no pertenecía, si todo alrededor fue de otros y el charquito de quienes lo amaron y reconocieron y para ella fue el único camino capaz de soportar sus zapatos. Como las fuerzas de la naturaleza le indicaron otros horizontes se vio obligada a caminar como sombra definitiva. Sí, el charquito nació para ser eso mismo, un refugio, un lugar que solo fue invencible para ella e invisible para los demás...
La humildad de su sueño la hizo sentir ridícula. Pero en su entraña se supo grande porque fue descubriendo que el cerebro puede hacer sentir feliz al corazón; hacerlo estallar de alegría y hacerle gritar las más bellas palabras que ni siquiera, por un momento, creyó podría llegar a pronunciar…
Y perdonó a la impotencia porque le hacía ver su fortaleza- acarició sus anhelos porque la conectaron con la esperanza- aplaudió la vehemencia porque le hizo sentir amor y aceptó la realidad porque fue parte del camino…
Desde ese día dicen que se oyó cantar una bonita melodía que traspasó la armonía y le dijo al corazón ¡¡¡Estás en algún lugar, allí donde el cerebro quiere explicarlo todo, pero el corazón manda!!! AMPARO ESTEVEZ SAVIZA
EL CUENTO DE LAS MIL INTERPRETACIONES
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