“Cuando la tormenta se desate quiero estar ahí contigo”
Amar a alguien que tú has creado en tu mente suele traer muchos momentos impredecibles.
En una relación en la cual una se muestra tal cual es, no esconde nada, se da en un abrazo que entrega todo de sí y la otra persona se muestra misteriosa, cauta, temerosa de entregarse, por más que se intente una cercanía, esta será imposible. Y lo es porque los momentos presentan nimiedades que no se pasan por alto y ello conlleva un intercambio defectuoso. Se plantea la mala interpretación de lo hechos y aparecen dudas, celos, falta de tacto emocional por la falta de comprensión y un intento de poner a prueba la estabilidad que ambos ansían.
Sin dudas hay otros condimentos del amor que lo hacen inolvidable, precioso como experiencia y que puede ir creciendo. Si no crece es porque una de las dos partes no tiene en sus fines disfrutar del tiempo que hace a dos comenzar a sentirse como uno en sus coincidencias y diferencias.
Cuando se disfrutan las coincidencias como logros que hacen felices a los dos y cuando ambos reconocen sus diferencias y son capaces de hablarlo sin que uno quiera convencer al otro, en amable y logrado, sincero diálogo y que puede terminar en un abrazo ; ninguno de los dos habrá perdido su ego por eso.
Amar los defectos del otro y aceptarlos y reírse juntos de ellos es primordial. Integrar a la relación dos personas libres y que se sientan felices juntas es fundamental.
Claro que cuando uno de los dos es un perfecto desconocido para el otro, este descubrimiento de detalles puede llevarlos al fracaso o bien sellar para siempre dicha unión porque lentamente se irán agregando perfiles e historias que si gustan, cada día será un misterioso y feliz aprendizaje juntos…
Si están juntos pese a esas diferencias puede ser que uno de los dos encuentre comodidad en ese afecto que solo le demanda presencia, pero en esos casos hay uno que sufre porque se equivoca siempre. Porque sus errores estarán basados en la ignorancia de saber sobre detalles pasados y presentes de su pareja.
Se cifran muchas ilusiones detrás de un vínculo imperfecto. Se renuncia a casi todo y se deja pasar el tiempo. Sin embargo todo ser humano tiene tendencia a luchar por lo que quiere y a veces sucede que siempre, en medio de la batalla, los perdigones se pierden por el aire y salvas la vida.
Siempre que llamemos vida a una relación que encuentra en el otro una razón única y propia para luchar, sostener y hacer vibrar un contacto de almas y cuerpos.
Este quiere ser un mensaje positivo por lo tanto dejamos de lado esas sombras que lo matan todo como la mentira, el orgullo, la superioridad, el miedo, la soberbia y tantos males que en una relación imperfecta pero bien intencionada no deben existir.
La lucha más importante del ser humano está en “ser feliz” y en esa búsqueda deben estar los mayores esfuerzos. Mas allá de las circunstancias de vida que si bien deben ser respetadas, nada tienen que ver con los pasos, sino con los rendimientos.
En medio del páramo tengo la obligación, si me amo de verdad, de buscar un horizonte que me lleve a la felicidad y una vez encontrado la de luchar con fuerza para culminar los días de esta corta vida. Saber luchar con herramientas nobles, sopesando los pesares que puedo causar a otros y eligiendo todo aquello que me haga sentir pleno, sin herir a nadie…Va a resultar el fruto de un análisis correcto de mis pasos por la vida y de las direcciones que tomo en pos de saber entregar amor a raudales, pero de saber elegir aquello que puso Dios en mi camino para resolver a mi favor…
Todo se puede adivinar del otro en una sonrisa, en una mirada, en un abrazo apretado, pero el camino es largo y pondrá a prueba los senderos sinuosos y la fortaleza se verá reforzada por la sinceridad, la transparencia, la entrega cándida y valiosa, cuando la tormenta se desate.
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