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Amparo Estévez Saviza

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Considero que un espacio interactivo debe servir para comunicar, compartir y pasar momentos agradables que nos ayuden a pensar la vida como bella y en este caso específico a conocer a los escritores y poetas que en todo momento transbordan vidas diversas arte y sueños a nuestro corazón...

viernes, 31 de julio de 2015

De una MUJER al HOMBRE de su vida...




De una MUJER al HOMBRE de su vida
Publicado el 31 julio, 2015 por amparorules
AMPARO ESTÉVEZ SAVIZA

De una MUJER al HOMBRE de su vida

Reservame tus besos:

Para cuando no tengas compromisos

Para cuando de verdad encuentres en la luna una explicación

Para cuando entiendas que te aman más allá de tus defectos

Para cuando escuches el corazón de una mujer y no tengas reparos en reconocer tu amor por ella

Para cuando comprendas que has llegado a la última mujer de tu vida y no deseas a ninguna más…

Para cuando la veas llorar y no te sientas culpable

Para cuando extrañes a una mujer en particular y la sientas cercana

Para cuando madures lo suficiente para pedir perdón y eso te haga sentirte noble y cierto

Para cuando veas en una mujer a la madre que tuviste o tienes, a la hermana, a la amiga, a alguien que te ama.

Para cuando tú sepas reconocer a esta mujer sensible pero con personalidad y sepas que cuando habla, permite y no permite, es ella misma…

Para cuando camines en la vida sin buscar apoyo pasajero

Para cuando a un error le siga una enmienda

Para cuando entiendas que retractarte es parte de no perder tu ego sino de enaltecerlo

Para cuando ames sin prejuicios

Para cuando no busques chinitas que te entretengan sino un destino de verdad

Para cuando domines tus impulsos a costa de perder un minuto de tu vida en pos de un mañana para Ti

Para cuando reconozcas a una mujer de verdad cuando la veas

Para cuando te entregues sin dilaciones. Que la mesura sea parte de tu razonamiento y no de tu acción cuando sientes y amas

Reserva tus besos porque tal vez soy la mujer de tu vida. Porque te quiero con tus defectos y virtudes. Porque representas para mí un ser masculino, atractivo y lleno de sensibilidad, al cual le gusta soñar y jugar como un niño. Porque acaricio tu cabeza de niño pero quiero tu fuerza de hombre para enfrentar la vida. Porque más allá del camino hay un mundo cierto y en él se deslizan las almas que se inspiran en lo verdadero; una mujer elige su verdad y un hombre toma su mano, le enseña a ser mujer, la alaba, la acaricia, la cuida, la Ama

Reserva tus besos si eres ese hombre que una mujer sueña

Reserva tus besos si eres capaz de transformarlos en vida. Sin maldad y aceptando las dificultades, los fracasos, la lucha cotidiana.

Con perdón y buenas intenciones. Con propósitos ciertos de llegar a finales felices.

Reserva tus besos para cuando llores, ya que te voy a consolar porque te amo.

Porque la vida es eso…encontrarnos, abrazarnos y luchar juntos a pesar de las dificultades, las pérdidas y las penurias que conducen a abismos que podemos evitar si estamos unidos, amándonos en las diferentes etapas…Y llegar al otoño con una paz en el alma que nos retribuya tanta lucha.

SIMPLEMENTE, UNA MUJER QUE SUEÑA

jueves, 30 de julio de 2015

Octavio Paz sobre Los Contemporáneos 2/2

Octavio Paz sobre Los Contemporáneos 1/2

martes, 28 de julio de 2015

Cornelia frente al espejo, Silvina Ocampo

La triste Carta de Amor de Alejandra Pizarnik a Silvina Ocampo

TUS REGLAS NO SON MIS REGLAS...




TUS REGLAS NO SON MIS REGLAS

Pero con tus reglas y mis reglas podemos hacer una constitución tan creíble, tan exacta, tan respetable, tan noble y tan bonita que nadie se atreverá a criticar…

Porque somos grandes, porque conocemos la vida, porque sabemos qué queremos, porque la haremos conforme a las circunstancias, porque será nuestra, porque jamás se habrá hecho explicitamente antes…

Porque Tú y Yo ahora jugamos a la vida, a la magia, a adorarnos de lejos y de cerca.

Porque nadie más cuenta en este reglamento. Porque si lo sabemos hacer solamente morirá con nuestra muerte.

Porque Dios hizo que nos encontremos y permite este desastre maravilloso. Porque Dios sabe que lo vamos a hacer…Porque confiamos y somos libres. Porque nadie más vivirá por nosotros. Porque en esas reglas se permite el alejamiento temporario y permanente. Porque tus reglas y mis reglas son el condimento de la vida. Las habrá dulces, saladas, picantes, de sabor exquisito y a veces será necesario endulzar con amor y digerir con pasión…Lo que nunca serán “aburridas”…

Al otro lado, bravío, va un barquito chiquito, con unos remos muy grandes que le hacen burlas al río…

“Cuando la tormenta se desate quiero estar ahí contigo”




“Cuando la tormenta se desate quiero estar ahí contigo”

Amar a alguien que tú has creado en tu mente suele traer muchos momentos impredecibles.

En una relación en la cual una se muestra tal cual es, no esconde nada, se da en un abrazo que entrega todo de sí y la otra persona se muestra misteriosa, cauta, temerosa de entregarse, por más que se intente una cercanía, esta será imposible. Y lo es porque los momentos presentan nimiedades que no se pasan por alto y ello conlleva un intercambio defectuoso. Se plantea la mala interpretación de lo hechos y aparecen dudas, celos, falta de tacto emocional por la falta de comprensión y un intento de poner a prueba la estabilidad que ambos ansían.

Sin dudas hay otros condimentos del amor que lo hacen inolvidable, precioso como experiencia y que puede ir creciendo. Si no crece es porque una de las dos partes no tiene en sus fines disfrutar del tiempo que hace a dos comenzar a sentirse como uno en sus coincidencias y diferencias.

Cuando se disfrutan las coincidencias como logros que hacen felices a los dos y cuando ambos reconocen sus diferencias y son capaces de hablarlo sin que uno quiera convencer al otro, en amable y logrado, sincero diálogo y que puede terminar en un abrazo ; ninguno de los dos habrá perdido su ego por eso.

Amar los defectos del otro y aceptarlos y reírse juntos de ellos es primordial. Integrar a la relación dos personas libres y que se sientan felices juntas es fundamental.

Claro que cuando uno de los dos es un perfecto desconocido para el otro, este descubrimiento de detalles puede llevarlos al fracaso o bien sellar para siempre dicha unión porque lentamente se irán agregando perfiles e historias que si gustan, cada día será un misterioso y feliz aprendizaje juntos…

Si están juntos pese a esas diferencias puede ser que uno de los dos encuentre comodidad en ese afecto que solo le demanda presencia, pero en esos casos hay uno que sufre porque se equivoca siempre. Porque sus errores estarán basados en la ignorancia de saber sobre detalles pasados y presentes de su pareja.

Se cifran muchas ilusiones detrás de un vínculo imperfecto. Se renuncia a casi todo y se deja pasar el tiempo. Sin embargo todo ser humano tiene tendencia a luchar por lo que quiere y a veces sucede que siempre, en medio de la batalla, los perdigones se pierden por el aire y salvas la vida.

Siempre que llamemos vida a una relación que encuentra en el otro una razón única y propia para luchar, sostener y hacer vibrar un contacto de almas y cuerpos.

Este quiere ser un mensaje positivo por lo tanto dejamos de lado esas sombras que lo matan todo como la mentira, el orgullo, la superioridad, el miedo, la soberbia y tantos males que en una relación imperfecta pero bien intencionada no deben existir.

La lucha más importante del ser humano está en “ser feliz” y en esa búsqueda deben estar los mayores esfuerzos. Mas allá de las circunstancias de vida que si bien deben ser respetadas, nada tienen que ver con los pasos, sino con los rendimientos.

En medio del páramo tengo la obligación, si me amo de verdad, de buscar un horizonte que me lleve a la felicidad y una vez encontrado la de luchar con fuerza para culminar los días de esta corta vida. Saber luchar con herramientas nobles, sopesando los pesares que puedo causar a otros y eligiendo todo aquello que me haga sentir pleno, sin herir a nadie…Va a resultar el fruto de un análisis correcto de mis pasos por la vida y de las direcciones que tomo en pos de saber entregar amor a raudales, pero de saber elegir aquello que puso Dios en mi camino para resolver a mi favor…

Todo se puede adivinar del otro en una sonrisa, en una mirada, en un abrazo apretado, pero el camino es largo y pondrá a prueba los senderos sinuosos y la fortaleza se verá reforzada por la sinceridad, la transparencia, la entrega cándida y valiosa, cuando la tormenta se desate.

Carta de Juio Cortázar a Alejandra Pizarnik

sábado, 25 de julio de 2015

BENITO LINCH - El potrillo roano Texto: Benito Lynch* / Ilustración: Raúl Soldi**


http://www.elarcadigital.com.ar/modules/revistadigital/articulo.php?id=839

Cuentistas y pintores
El potrillo roano
Texto: Benito Lynch* / Ilustración: Raúl Soldi**
El potrillo roano
Cansado de jugar a "El tigre", un juego de su exclusiva invención y que consiste en perseguir por las copas de los árboles a su hermano Leo, que se defiende bravamente, usando los higos verdes a guisa de proyectiles, Mario se ha salido al portón del fondo de la quinta y allí, bajo el sol meridiano y apoyado en uno de los viejos pilares, mira la calle esperando, pacientemente, que el otro, encaramado aún en la rama más alta de una higuera y deseoso de continuar la lucha se canse a su vez de gritarle "¡zanahoria!" y "¡mulita!", cuando un espectáculo inesperado le llena de agradable sorpresa.

Volviendo la esquina de la quinta, un hombre, jinete en una yegua panzona, a la que sigue un potrillito, acaba de enfilar la calle y se acerca despacio.

–¡Oya!

Y Mario, con los ojos muy abiertos y la cara muy encendida, se pone al borde de la vereda, para contemplar mejor el desfile.

¡Un potrillo! ¡Habría que saber lo que significa para Mario, a la sazón, un potrillo, llegar a tener un potrillo suyo, es decir, un caballo proporcionado a su tamaño!...

Es su "chifladura"' su pasión, su eterno sueño. Pero, desgraciadamente y bien lo sabe por experiencia, sus padres no quieren animales en la quinta, porque se comen las plantas y descortezan los troncos de los árboles.

Allá en "La Estancia", todo lo que quieran..... –es decir, un petiso mañero, bichoco y cabezón–, pero allí, en la quinta ¡nada de "bichos"!

Por eso, Mario va a conformarse como otras veces: contemplando platónicamente el paso de la pequeña maravilla cuando se produce un hecho extraordinario.

En el instante mismo en que le enfrenta, sin dejar de trotar y casi sin volver el rostro, el hombre aquel que monta la yegua y que es un mocetón de cara adusta y boina colorada, suelta a Mario esta proposición estupenda:

–¡Che, chiquilín!... ¡Si querés el potrillo ése, te lo doy!... Lo llevo al campo pa' matarlo...

Mario siente al oírlo, que el suelo se estremece bajo sus pies, que sus ojos se nublan, que toda la sangre afluye a su cerebro, pero ¡ay!... conoce tan a fondo las leyes de la casa, que no vacila ni un segundo, y rojo como un tomate, deniega avergonzado:

–iNo!... ¡gracias!... ¡no!...
El mocetón se alza ligeramente de hombros y, sin agregar
palabra, sigue de largo, bajo el sol que inunda la calle y
llevándose, en pos del tranco cansino de su yegua, a aquel prodigio de potrillo roano, que trota airosamente sobre los terrones de barro reseco y que, con su colita esponjada y rubia, hace por espantarse las moscas como si fuera un
caballo grande...

–¡Mamá!...

Y desbocado como un potro, bajo el acicate de una reacción repentina y sin tiempo para decir nada a su hermano, que ajeno a todo y siempre en lo alto de su higuera, aprovecha su fugaz pasaje para dispararle unos cuantos higos, Mario se presenta bajo el emparrado, llevándose las cosas por delante:

–¡Ay, mamá! ¡Ay, mamá!

La madre, que cose en su sillón a la sombra de los pámpanos, se alza con sobresalto:

–¡Virgen del Carmen! ¿Qué, m'hijo, qué te pasa?

–¡Nada, mamá, nada... que un hombre!...

–¿Qué, m'hijo, qué?

–¡...Que un hombre que llevaba un potrillito precioso, me lo ha querido dar!...

–¡Vaya qué susto me has dado! –sonríe la madre entonces; pero él, exitado, prosigue sin oírla:

–¡Un potrillo precioso, mamá, un potrillito roano, así, chiquito... y el hombre lo iba a matar, mamá!...

Y aquí ocurre otra cosa estupenda, porque contra toda previsión y toda lógica, Mario oye a la madre qué le dice con un tono de sincera pena:

–¿Sí?... ¡Caramba!... ¿Por qué no se lo aceptaste? ¡Tonto! ¡Mire ahora que nos vamos a "La Estancia"!...

Ante aquel comentario tan insólito, tan injustificado y tan sorprendente, el niño abre una boca de a palmo, pero está "tan loco de potrillo" que no se detiene a inquirir nada y con un: "¡Yo lo llamo entonces!"... vibrante y agudo como un relincho, echa a correr hacia la puerta.

–¡Cuidado, hijito! –grita la madre.

¡Qué cuidado!... Mario corre tan veloz, que su hermano a la pasada no alcanza a dispararle ni un higo...

Al salir a la calle, el resplandor del sol le deslumbra. ¡Ni potrillo, ni yegua, ni hombre alguno por ninguna parte!... Mas, bien pronto, sus ojos ansiosos descubren allá, a lo lejos, la boina encarnada, bailoteando al compás del trote entre una nube de polvo.

Y en vano los caballones de barro seco le hacen tropezar y caer varias veces, en vano la emoción trata de estrangularle, en vano le salen al encuentro los cuzcos odiosos de la lavandera; nada ni nadie, puede detener a Mario en su carrera.

Antes de dos cuadras, ya ha puesto su voz al alcance de los oídos de aquel árbitro supremo de su felicidad, que va trotando mohíno sobre una humilde yegua barrigona.

–¡Pts!...¡pst!... ¡Hombre!, ¡hombre!...
El mocetón al oírle, detiene su cabalgadura y aguarda a Mario, contrayendo mucho las cejas:

–¿Qué querés, che?

–¡El potrillo!... ¡Quiero el potrillo! –exhala Mario entonces sofocado y a la vez que tiende sus dos brazos hacia el animal, como si pensara recibirlo en ellos, a la manera de un paquete de almacén.

El hombre hace una mueca ambigua:

–Bueno –dice– agarralo, entonces... Y agrega en seguida, mirándole las manos:

–¿Trajiste con qué?

Mario torna a ponerse rojo una vez más.

–No... yo no...

Y mira embarazado en torno suyo, como si esperase que pudiera haber por allí, cabestros escondidos entre los yuyos...

–¡Cha que habías sido salame!...

Y el hombre, desmontando, va entonces a descolgar un trozo de alambre que por casualidad pende del cerco de cina-cina, mientras el niño le aguarda conmovido, pero sin remordimiento alguno, ya que si un gran rey llegó a ofrecer su reino por un caballo, bien puede Mario, sin desmedro, trocar un salame por un potrillo.











¡Tan solo Mario sabe lo que significa para él ese potrillo roano, que destroza las plantas, que muerde, que cocea, que se niega a caminar cuando se le antoja; que cierta vez le arrancó de un mordisco un mechón de la cabellera, creyendo sin duda que era pasto; pero que come azúcar en su mano y relincha en cuanto le descubre a la distancia!...

Es su amor, su preocupación, su norte, su luz espiritual... Tanto es así, que sus padres se han acostumbrado a usar del potrillo aquel, como de un instrumento para domeñar y encarrilar al chicuelo:

–Si no estudias, no saldrás esta tarde en el potrillo. Si haces esto o dejas de hacer aquello...

¡Siempre el potrillo alzándose contra las rebeliones de Mario, como el extravagante lábaro de una legión invencible en medio de la batalla...

La amenaza puede tanto en su ánimo, que de inmediato envaina sus arrogancias como un peleador cualquiera envaina su cuchillo a la llegada del comisario. ¡Y es que es también un encanto aquel potrillo roano, tan manso, tan cariñoso y tan mañero!

El domador de "La Estancia" –hábil trenzador– le ha hecho un bozalito que es una maravilla, un verdadero y primoroso encaje de tientos rubios, y poco a poco, los demás peones, ya por cariño a Mario o por emulación del otro, han ido confeccionando todas las demás prendas hasta completar un aperito que provoca la admiración de todo el mundo.

¡Qué riendas, qué cabestro, qué rebenque, qué cojinillos, qué bastos, qué corona! La encimerita no tiene un palmo de largo, y la cincha blanca, con argollitas de bronce, ostenta las iniciales de Mario, bordadas en fino tiento.

¡Hay que ver al potrillo roano ensillado "rienda arriba", en medio del patio, con bocado "de media" el lazo en el anca, la crin tuzada de "medio arco" y con tres "claveles"!

Para Mario es el mejor de todos los potrillos y la más hermosa promesa de parejero que haya florecido en el mundo; y es tan firme su convicción a este respecto que las burlas de su hermano Leo, que da en apodar al potrillo como –burrito– y otras lindezas por el estilo, le hacen el efecto de verdaderas blasfemias.

En cambio cuando el capataz de "La Estancia" dice, después de mirar al potrillo por entre sus párpados entornados:

–Pa' mi gusto, va a ser un animal de mucha presencia éste. A Mario le resulta el capataz, el hombre más simpático y más inteligente.

El padre de Mario quiere hacer un jardín en el patio de "La Estancia", y, como resulta que el porrillo odioso –que así le llaman ahora algunos, entre ellos la mamá del niño, tal vez porque le pisó unos pollitos recién nacidos– parece empeñado en oponerse a propósito a juzgar por la decisión con que ataca a las tiernas plantitas cada vez que se queda suelto; se ha recomendado a Mario desde un principio, que no deje de atarlo por las noches; pero, resulta también, que Mario se olvida, se ha olvidado tantas veces, que al fin una mañana, su padre, exasperado, le dice levantando mucho el índice y marcando con él, el compás de sus palabras:

–El primer día que el potrillo vuelva a destrozar alguna planta, ese mismo día se lo echo al campo.

¡Ah, ah! "¡Al campo!" "¡Echar al campo!" ¿Sabe el padre de Mario por ventura, lo que significa para el niño "echar al campo"?

–Sería necesario tener ocho años como él, pensar como él piensa y querer como él quiere a su potrillo roano, para apreciar toda la enormidad de la amenaza.

¡El campo! ¡Echar al campo! El campo es para Mario algo proceloso, infinito, abismal, y echar al potrillo allí, tan atroz e inhumano como arrojar al mar a un recién nacido.

No es de extrañar, pues, que no haya vuelto a descuidarse y que toda una larga semana haya transcurrido sin que el potrillo roano infiera en lo más leve ofensa, a la más insignificante florecilla.

Despunta una radiosa mañana de febrero y Mario, acostado de través en la cama y con los pies sobre el muro, está confiando a su hermano Leo algunos de sus proyectos sobre el porvenir luminoso del potrillo roano, cuando su mamá se presenta inesperadamente en la alcoba:

–¡Ahí tienes! –dice muy agitada–. ¡Ahí tienes!... ¿Has visto tu potrillo?....

Mario se pone rojo y después pálido.
–¿Qué? ¿El qué, mamá?

–¡Que ahí anda otra vez tu potrillo suelto en el patio y ha destrozado una porción de cosas!

A Mario le parece que el universo se le cae encima.

–Pero... ¿cómo? –atina a decir–. Pero ¿cómo?

–¡Ah, no sé cómo –replica entonces la madre–, pero no dirás que no te lo había prevenido hasta el cansancio!... Ahora tu padre...

–¡Pero si yo lo até! ¡Pero si yo lo até!
Y mientras con mano trémula se viste a escape, Mario ve todas las cosas turbias, como si la pieza aquella se estuviese llenando de humo.

Un verdadero desastre... Jamás el potrillo se atrevió a tanto. No solamente ha pisoteado esta vez el césped de los canteros y derribado con el anca, cierto parasol de cañas, por el cual una enredadera comenzaba a trepar a gran donaire, sino que ha llevado su travesura hasta arrancar de raíz escarbando con el vaso, varias matas de claveles raros que había por allí, dispuestas en elegantes losanges.

–¡Qué has hecho! ¡Qué has hecho, "Nene"!

Y como en un sueño, y casi sin saber lo que hace, Mario, arrodillado sobre la húmeda tierra, se pone a replantar febrilmente los claveles, mientras "el nene", "el miserable", se queda allí inmóvil, con la cabeza baja, la hociquera del bozal zafada y un "no se sabe qué" de cínica despreocupación en toda "su persona".











Como sonámbulo, como si pisase sobre un mullido colchón de lana, Mario camina con el potrillo del cabestro por medio de la ancha avenida en pendiente y bordeada de altísimos álamos, que termina allá, en la tranquera de palos blanquizcos que se abre sobre la inmensidad desolada del campo bruto...

¡Cómo martilla la sangre en el cerebro del niño, cómo ve las cosas semiborradas a través de una niebla y cómo resuena aún en sus oídos, la tremenda conminación de su padre!

–¡Agarre ese potrillo y échelo al campo!

Mario no llora porque no puede llorar, porque tiene la garganta oprimida por una garra de acero, pero camina como un autómata, camina de un modo tan raro, que sólo la madre advierte desde el patio...

Y es que para Mario, del otro lado de los palos de aquella tranquera, está la conclusión de todo; está el vórtice en el cual dentro de algunos segundos se van a hundir fatalmente, detrás del potrillo roano, él y la existencia entera.

Cuando Mario llega a la mitad de su camino, la madre no puede más y gime, oprimiendo nerviosamente el brazo del padre que está a su lado:

–Bueno, Juan... ¡Bueno!... ¡Vaya!... ¡Llámelo!

Pero en el momento en que Leo se arranca velozmente, la madre lanza un grito agudo y el padre echa a correr desesperado.

Allá, junto a la tranquera, Mario, con su delantal de brin, acaba de desplomarse sobre el pasto, como un blando pájaro alcanzado por el plomo...

Algunos días después y cuando Mario puede sentarse por fin, en la cama, sus padres, riendo pero con los párpados enrojecidos y las caras pálidas por las largas vigilias, hacen entrar en la alcoba al potrillo, tirándole del cabestro y empujándolo por el anca.



*Nació en Buenos aires el 25 de julio de 1881. Buena parte de su infancia transcurrió en el ambiente de su estancia paterna, en la campaña bonaerense. Vivió después en la Plata, adonde la familia fue llevada por las obligaciones del padre, legislador y jefe de comuna. A la muerte de éste abandonó sus estudios secundarios y abordó el periodismo. Trabajó muchos años en la redacción de El Día. "Benito Lynch, anota Carmelo Bonet, era el Hudson de nuestros días, mas un Hudson que escribió en el idioma de su país, habrá pocos tan identificados con nuestro campo."
Pasó los últimos años de su vida recluido en la vieja casona familiar, en la ciudad platense, donde murió el 23 de diciembre de 1951.
El inglés de los güesos y Los caranchos de la Florida son, sin duda, sus libros más conocidos. Es autor de más de un centenar de cuentos y narraciones de los cuales, algunos han sido reunidos en dos volúmenes titulados La evasión y De los campos porteños. Un ensayo digno de destacarse sobre este autor es el libro de Roberto Salama, Benito Lynch, Editorial la Mandrágora, Buenos Aires, en 1959.

**Nació en Buenos Aires el 27 de marzo de 1905. Interrumpió sus estudios en la Academia Nacional de Bellas Artes para proseguirlos en Europa. Emprende el viaje en 1921, viviendo en Alemania hasta 1923, fecha en que viaja a Italia. Permanece en la Península nueve años. Sigue los cursos de la Academia Real de Brera, de Milán, y forma parte del grupo "Vanguardia Artístico". Se incorpora así el joven argentino a la vida artística italiana, que en Milán tenia quizá su expresión más representativa en el conjunto de creadores que alentaba la Galería del Milione, con el escultor Manzú y el pintor Birolli entre otras figuras de relieve.
Regresa al país en 1933, ya en plena posesión de sus medios, afianzándose, en estos últimos treinta años como uno de los maestros representativos de nuestra pintura.
Un mundo de tierna y delicada trama, tejida por nostálgica fantasía y una acentuada vivencia lírica del color, caracterizan sus óleos, sus litografías, sus murales entre los que cabe destacar los realizados para la capilla de Glew. Es, asimismo, amplia su obra de ilustrador. Rasgos de un humor delicado y sorprendente en una producción que parece realizada por un espíritu ensimismado, aparecen por instantes en su obra, denunciando su exquisita atención a la realidad. Murió en Buenos Aires en 1994.

Del libro: Cuentistas y pintores, Buenos Aires, Eudeba.

martes, 14 de julio de 2015

...de los amores entre PANCHO RAMIREZ Y LA DELFINA - Amparo Estévez Saviza




...de los amores entre PANCHO RAMIREZ Y LA DELFINA
A MENUDO vemos en las biografías de héroes y caudillos historias como éstas.
Es que el hombre y la mujer cuando aman de verdad no encuentran obstáculos
para materializar su amor y defenderlo pese a todo…
Claro que a veces existe un entorno que hace que se deba renunciar a ese amor.
Son contadas las situaciones que se presentan para un renuncio formal. La realidad es que nunca se renuncia a vivir plenamente en total felicidad.
Hay ponderables que bifurcan los caminos pero jamás se pierde de vista al eterno amor.
Canciones, melodías diversas nos hablan permanentemente de amores renunciados.
A veces conocemos personas que van de rama en rama y solemos decir: “Aun no encuentra su pareja, aquella que le da sentido a su vida”
Tal vez en aquel hombre inconquistable ya existe el amor eterno y en aquella mujer que vive sus días apacibles, de fidelidad duradera, de paz en el corazón y el alma alerta cuidando su amor, también existe la verdad de un amor completo, definitivo y real.
Para concebir esto hay que creer en el amor. En el amor que se manifiesta un día, sin haberlo pedido ni esperado. Generalmente sorprende. Es tan perfecto que no se define de inmediato y se hace carne de a poco. Nadie puede salir de un amor así.
No hay edad para un amor definitivo. Muchos tienen la suerte de compartirlo y son fuertes en las peores batallas que la vida les presenta.
Esta clase de amor es mutuo. Si lloras por un amor no correspondido es probable que no estés ante el amor simbiótico.
Si eres humillado, maltratado, despreciado, injuriado, violentado, ninguneado, apabullado; anulando tu personalidad, tu presencia, tu ternura, tu entrega…por más que te pidan perdón debes renunciar de inmediato a esa relación. Sea hombre o mujer, todo individuo tiene el derecho de no ser vulnerado como persona.
Este tipo de amor en realidad no lo es, al menos de una de las dos partes, es enfermo y casual. Apártate de inmediato. Ámate lo suficiente para entender que existe otra clase de amor y que lo mereces.
Muchas personas tal vez se vayan de este mundo sin conocer al AMOR con mayúsculas, quizá no estaba en su destino. Pero recuerden que en cualquier momento puede llegar y los bravos se volverán mansos, los golpes caricias y en cada beso se vivirá un sueño- El sueño que todos llevamos dentro y que solo se manifiesta en las almas que saben esperar. Que no se mienten a sí mismas , se guardan para la ocasión,
no le hacen la vida imposible a nadie y en libre albedrío de la vida, encuentran la experiencia de cada paso que les advierte en dónde posar su mirada, reconocer otras historias. Aquellas que nos hacen mirar dos veces porque algo nos atrae.
Un misterioso rayo de luz nos abarca, cada día nos envuelve más y nos redescubrimos,
Y obtenemos la bendición de un AMOR que nos da PAZ y toda la felicidad que buscábamos sin saberlo…
AMPARO ESTÉVEZ SAVIZA - Derechos reservados de Autor/2015

EL BESO DE DIEZ MINUTOS...




EL BESO DE DIEZ MINUTOS
¿Quién puede hablar del beso de diez minutos?
¿Es un ser incompleto si no ha dado un beso de diez minutos?
Un día besa y es besado. Sólo una vez y a partir de allí vive buscado ese beso
para repetirlo. Para sentirse pleno. Para experimentar el sumo de su existencia. Puede que nunca haya dado el beso de diez minutos y los abrazos y las palabras le resulten un poco de poesía y nada más…
“Dos bocas se juntan. Los labios no tienen prisa. Primero apenas se tocan, se rozan…
Comienzan a sentirse como el viento cuando envuelve los pastos del desierto en su fuga indeterminada y una fuerza muy interna hace que no quieran retroceder. Las almas salen de sus cuerpos y se instalan en la boca. Ambas bocas se buscan, se funden y apenas se han tocado. En esa amalgama de suspiros los labios se entreabren, apenas, muy lentamente, y las lenguas se saludan tímidamente. Y el abrazo cómplice ciñe los cuerpos y olvidan lo que los rodea. Solo sus bocas que ya son una (y han pasado recién cinco minutos) saben los misterios insondables que los une… No hay pausas ni prisas porque las almas no tienen apuro. Porque nada interrumpe el instante en que un milagro se está produciendo. Y una boca se funde en la otra y el racimo de uvas dulces y deliciosas hace la fusión. Y los fluidos se mezclan y nada tiene nombre. No hay nombre terrenal para ese momento. Tan misterioso y secreto que puede provocar el orgasmo para fijar un momento final de comienzo ineludible y eterno”
Nada en el transcurso de la vida puede compararse a ese beso. Quien lo ha vivido se pasa la vida buscándolo. Quiere encontrar el alma gemela que es parte de la suya.
Y se vive rodeado de seres tristes, disconformes, solitarios, de llanto rápido, con sentires que viven en el fondo de sus almas pero que tal vez presienten y nunca llegan a conocer.
Nos rodea un mundo que sabe lo que quiere y llora por dentro buscando ese beso que un día tuvo y perdió…
Ese beso que no debe ser enseñado porque pierde espontaneidad…Está escrito en el destino y tan solo se manifiesta naturalmente.
El beso de Diez Minutos nace, no tiene inventores, tiene magia seguramente, tiene inteligencia de hecho, porque sabe buscar las almas gemelas y conectarlas, tiene paciencia porque vive los instantes precisos para lograr el sumo de la simbiosis para un éxtasis perdurable.
El beso de diez minutos deja a sus integrantes en la soledad más terrible si no lo retienen luego de disfrutarlo; si se abandonan las almas entre sí y el amor se vive como una experiencia más entre muchas que vendrán.
Los que viven en medio de un mundo ciego y mudo no encuentran a sus almas gemelas. Es una bendición que no siempre trae felicidad. Es una experiencia que explica el amor como fuente inagotable de Vida.
El beso de diez minutos jamás se repetirá con otra persona. Es magia y capricho del Amor que se hace notar para que no solamente lo llores siempre, sino para que entiendas que la vida tiene sentido y cada instante es importante. Que el derroche de las almas es implacable y vivirás engañado y engañarás a otros tan inseguros y débiles como tú.
El tiempo dice la verdad.
Cuando busques ese beso en otras bocas y muerdan tus labios, apuren tus tragos. Traten de resolver en un minuto un encuentro sexual. La lenguas se violen, sagaces, confundan un acto que debe ser de amor con alimento y mastiquen tu vida…Recién ahí seguro te preguntas si vale la pena caminar solo o hacerlo viable por el solo hecho de no soportar la soledad.
Recién ahí comienzas a buscar algo más, quizá llegue el beso de diez minutos y si lo encuentras serás dueño del mundo y de la vida que te hace haber encontrado el sentido de diferenciarte de los animales y apasionarte con tu espíritu…
AMPARO ESTÉVEZ SAVIZA - Derechos Reservados de Autor/2015

LA COPA DE CRISTAL Amparo Estévez Saviza




LA COPA DE CRISTAL
Amparo Estévez Saviza
A menudo, diría, todas las mañanas se sienta en un sillón (vecino a una vitrina de la casa) a leer el diario… Y le empieza a llamar la atención aquella copa de cristal que brilla más que las otras. -Esta noche beberé mi vino en esa copa-piensa-y se va a su trabajo.
-No había reparado que era especial y me merezco beber el mejor vino de mi bodega en ella…
LA COPA DE CRISTAL sabe que se diferencia de las otras por ser tan transparente…Lo que el hombre no sabe es que es él quien la vuelve de cristal cuando la mira.
¿Cuántas veces me he sentido una simple y vulgar copa? -piensa- y decide ser importante en cuanto pueda soñar con su mirada (Porque las copas también sueñan a veces)
Permanece allí, olvidada, observando cómo el hombre regresa de su trabajo cansado. Sediento. Aburrido…Y cuando se decide por su vino abre la vitrina y toma una copa. Nota que hay una que brilla y la toma a escondidas porque su mujer va a semonearlo por haber bebido en ella.
Y de vez en cuando saborea su vino y se queda mirándola. Un día la copa brillante y bonita, en un dstello mágico, tal vez tocada por un impulso, le habla…
-Si no me dices tus secretos cuando quieras bajarme del estante no dejaré que me tiñas con el brillo de tu mirada, seré una copa más y ya no sabrás cuál es la que mojó tus labios…
Él sonríe y le responde -¿Quién te crees que eres para saber mis secretos?
"A veces pienso que soy una copa vulgar, una cosa sin alma, una simple cosa del sustantivo femenino que utilizas para consuelo de tu vida. Simplemente la guardas en la vitrina y a otra cosa" Ya no me tomes como recipiente -piensa-cuando solitaria espera que llegue el hombre de la casa.
Cuando regresa a buscarla sonríe porque ella no ha cumplido con su amenaza. ¡Aún brilla su cristal.
Y se sirve su vino, repite los tragos y vuelve a buscar más vino. Luego la vuelve a guardar y hasta el otro día. A veces pasan meses y sabe que está ahí esperando sus caricias y su boca y lo único que se le ocurre es impacientarse cuando descubre sobre su sillón favorito que ella ha dejado una rosa para recordarle su copa de vino…
Una noche que estaba muy aburrido la toma, la llena de su vino favorito y le dice que quiere de ella un momento especial…La copa sonríe.
La toma e intenta decirle palabras bonitas para que brille más que de costumbre. Cada tanto bebe. Ella hace que todo va bien...
Pero se acaba el vino y él piensa (ya no debo beber) y la devuelve a la vitrina. Y además le dice que está desilusionado porque ella, en su señoríos de cristal, no sabe prolongar los saboreos del mejor vino que ha encontrado.
Cada vez que toma la copa ésta brilla más y se hace inconfundible entre las otras. Lo peor que ha tomado conciencia que esto pasa cada vez que le da cierta importancia, cada vez que la toma entendiendo que no hay copa como aquella.
Eso le incomoda. Aún le sorprende que la irreverente quiera saber de su vida. "Quién es, cómo piensa. Si ha sufrido y por qué" ¡Pero qué pretende esta cosa! si no es más que una copa. Hace preguntas estúpidas. No le basta que saboree mi delicioso vino, quiere inmiscuirse en mi vida.
Y le cuenta a su amigo JORGE y a su amiga MARIA sus anécdotas diarias con la copa…
Le preguntan por qué no toma otra y ya. Él se queda pensando…Tal vez me está gustando este jueguito- ¿Qué pierdo? Mientras no desnude mi vida…
Por más que brille no deja de ser una cosa. ¡Una copa! -dice a viva voz.
Pero un día cuando va a buscarla para beber el vino más caro del mundo, la copa no está allí…
Hace una hora que la busca y no la encuentra. Así durante días. Bebe desde ese instante en una cualquiera, total era una copa más. Se desangra de solo decirlo y se ve ridículo.
Su vino no era el de antes y así comprende que la magia vivida la inventa su mirada ¡Le había sido tan fácil bajarla de la vitrina!
No puede romper la vitrina porque sus buenas costumbres se lo impiden, pero desde ese día busca una copa diferente. Cree que va a encontrarla tarde o temprano, sin embargo la vida pasa y a la par de cada ser, suceden cosas. Cosas que no vemos pero un día se manifiestan en forma de cristales rotos…
Amparo Estévez Saviza - Derechos Reservados de autor/2015

sábado, 11 de julio de 2015

MI COFRE DE LÁGRIMAS ES UN LUGAR - Amparo Estévez Saviza




MI COFRE DE LÁGRIMAS ES UN LUGAR
Amparo Estévez Saviza

MI COFRE DE LÁGRIMAS ES UN LUGAR

Que tiene misterio, humedad, pasión, abrigo y mucho más;
es un lugar que te espera, te recibe y te acaricia,
es un lugar que no ocupa espacio visible, es y será;
mi cofre de lágrimas siempre esperará...
cuando llegas y entras en él nada te apartará, llorarás,
pero no te irás; las lágrimas te abrazarán, te calmarán, te amarán
y no lo sabrás, no lo sentirás, solo lo vivirás.
Así...
la distancia no es nada porque ese espacio no tiene lejanía ni edad...
mi cofre de lágrimas siempre te esperará, aunque tú no lo puedas explicar;
más allá de la vida, de los sueños de un hombre normal...
Dios te dio el fruto de saber amar, de saber esperar, de saber encontrar
ése lugar; el de la única verdad, que no espera milagros ni los habrá
porque es en sí “el milagro” que solo una vez el alma tendrá...
el refugio infinito que nadie verá, que solo lo saben quienes están,
los únicos posibles habitantes del cielo, la tierra y el mundo o el mar...
no tiene cabida nadie más…mi cofre tiene lágrimas de esperar,
pero cuando llegas se transforman en caudal que arremete las improntas,
las baña, las hace caricias, besos, fragilidad, esperanza, soledad...
porque el mundo es infinito en tristezas a dar, no sabe de esta forma de amar
y de a poco te acomodas, te sientes bien, sabes que el cofre de lágrimas
te desnuda la piel, te inventa el éxtasis, te da ternura y la paz
no importa cuanto debas caminar peregrino ¡Detente! ven a mi cofre y sabrás
que has encontrado un alma que jamás te abandonará…
que tendrá siempre lágrimas de tanto esperar, pero ellas te envolverán
para mecerte cual cuna al niño cobijará…sabiendo que has nacido para llorar
pero unos brazos seguros te enseñarán que los refugios del alma
jamás se equivocarán, porque en el cofre de lágrimas sus penas dormirán
el más bonito sueño que una mujer pueda dar…Ese amor que no se explica
pero sabe a verdad, anida en las almas de los que se animan a soñar...
Amparo Estévez Saviza
Derechos Reservados de Autor/2015

viernes, 3 de julio de 2015

MADRUGADA - Juan Cedrón y Juan Gelman COMPLETO

jueves, 2 de julio de 2015

DESPUÉS DE LA ESCUELA - Amparo Estévez Saviza



DESPUÉS DE LA ESCUELA
Amparo Estévez Saviza

Cuando veo a mis nietos
rodeando la casa
recuerdo mis tiempos
la risa y las plantas
Me toman la mano
me dicen ¡vení!
sonrío, no saben
¡Cuánto me cuesta a mí!
Amago a seguirlos
y ellos me ganan
beso sus cabezas
los reto a carreras
me miran dudosos
y corren , se miden
y me miran de lejos
¡gritan!
¡Vamos a ver a la abuela!

Y nada me dicen
cansados se llegan
inventan la vida
después de la escuela
Les convido galletas
y un cuento a medias
porque vienen sus padres
después de la escuela.
Me quedo pensando
en mi propia abuela
su risa, sus canas
después de la escuela
Y no me siento vieja
tan solo una niña
que tiene un regalo
¡Ver pasar la vida!

Vida buena, la eterna
sin horas, sin tiempo
para hilvanar recuerdos
reposo y silencio
Un príncipe azul
desafiando los tiempos
el cuento mágico
y un decir incierto
que habla de nuevas
de final abierto
Y un alma gemela
suspirando sueños
de rostro humano
galopando miedo
y la niña en cierne
¡Acepta los retos!

Bonito es el tiempo
Cuando te hace abuela…
Amparo Estévez Saviza
Derechos Reservados de Autor