ODA A LA VIDA Y AL AMOR...

TODO: SOMOS TÚ Y YO
Cada vez que te miro descubro mi ángel guardián. No sé bien qué quiero decir;
lo único que sí sé es que al verte me doy todas las respuestas.
Que no hay secretos.
Miro tu frente y me dice que sus surcos se hicieron cuando no me encontrabas.
Quiero borrarlos para sentir que nunca sufriste y no. Luego comprendo que yo también tengo surcos, amo los tuyos y amo los míos porque ellos nos permitieron llegar hasta aquí. Enteros, dignos, seguros y por sobre todo manifestando en nosotros que la lucha no fue vana. Que nos miramos y no lo podemos creer.
Quiero decirte que esas mismos surcos estaban en mí y yo no lo sabía. Ni me imaginaba que debajo de mis sábanas y almohada llena de lágrimas, estaba buscándote.
Toda una vida llena de pasos inciertos pero bien intencionados.
A veces no sé porqué tengo la certeza de estar caminando a tu lado en silencio, de sentirte tan cerca, de estar en Paz porque ahí estabas y yo no lo sabía.
Los cuerpos es posible que nunca se junten, pero las almas mi vida, creo hace rato que nos están jugando y haciendo cosquillas para que notemos que hemos encontrado algo que otros mueren sin conocer.
Es algo así como un manantial milagroso que nunca más se irá. Aunque la vida nos lleve y traiga en sus oleajes bravos, la orilla siempre estará esperándonos y allí, tirados al sol, tal vez podamos darnos Amor tangible. Lo intangible solo acepta lo tangible si es verdad. Todo lo demás es parte pero no todo. TODO: SOMOS TU Y YO.
En los sueños queremos inventar la vida en un solo momento único e irrepetible. Nos preparamos y ante la impotencia de buscarnos y abrazarnos, nos quedamos así, acurrucados, sin palabras, porque sentirnos nos basta para saberlo todo; que existimos, que no nos importa ni de ayer ni de mañana. Somos todo. Eso que esperábamos pero creíamos imposible. Que era invento de nuestras mentes y ahora no entendemos como es posible que tal maravilla sea verdad. Única verdad. Nadie que no haya vivido en su vida la plenitud de lo que disfrutamos podrá entender cuando lea lo que gritamos emocionados, con la certeza confirmada de ya no buscar más, de estar en el lugar indicado, de querer permanecer para siempre... porque es nuestro, y es una bendición que solo Dios sabe prodigarnos.
Gracias a la vida por darnos la confirmación y plenitud de nuestra existencia. Al fin le hemos dado sentido a nuestras vidas...Amparo Estévez Saviza