Cuando un poeta
4 de mayo de 2015 a las 9:46
Cuando sueño
cada verso es como una llave,
una hoja que cae,
una palabra que mata,
es una fuerza que refleja
lo más profundo y vacío,
un oleaje sin cuerpo
un cuerpo que se anticipa,
cuando sueño
todo se llena de pájaros,
es un silencio desnudo en el aire
de un tiempo siempre de viaje.
Cuando recuerdo,
al primer amor jamás olvido,
aquella prisa que dió lugar a la duda
para afianzarse suspiro,
aquel río de larga despedida
que dejó dos bocas suspendidas,
aquel nosotros que insiste
aunque cerremos las puertas,
cuando recuerdo
su nombre esparzo,
es una terca memoria
que escarba el encuentro.
Cuando despierto
enciendo lo que toco, soy fuego,
caballo de sangre
de sentimiento afilado,
escritura en cascada
de un amor que se debate
entre irse y quedarse,
vaivén de los papeles,
lluvia adolescente por buscarte,
cuando despierto
no doy vueltas,
me desnudo en el mismo espejo
al borde de tu piel.
Cuando leo
soy esa edad que no sé,
no sé de dónde vengo,
no sé cuándo parto,
no sé si regreso o si voy,
tan sólo la poesía me rescata
como golpes a mi alma,
y entonces soy una línea desatada
que se abre de repente
al día que llega,
una vigorosa rebeldía
confirmando mi existencia,
cuando leo
soy el mar que necesito y que tú me enseñas,
te escribo para encontrar tu voz,
me lees para confirmarme.
Cuando todo parece,
la hoja verde cae del árbol
y entonces me pregunto
¿qué es el comienzo?
¿qué raíz nutre mi sangre
y me hace poeta?,
Neruda dijo una vez que un poema
es arte magnética,
que de tanto andar y amar salen los libros,
yo no lo sé,
lo cierto es que mi vaso se llena de nada sin la pasión,
sin ese frenesí amoroso que me embriaga de rimas,
no puedo abrir mis ojos sin un verso,
sin disputarle al cielo una rosa,
soy un espacio descubierto
por tu próxima palabra.
Tinta de Sangre
Marcelo Roberto Galán Capel
Namaste
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