Diego Lopez
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MUELLES DE UNA VIDA
Y aquí estoy… aún varado en este muelle de la vida, contemplando un austero oleaje de lágrimas avistando tu partida. Se pronuncia el invierno de mi alma desde ese 17 de marzo de algún 2014, en que ausencia… fue la marca que tatuaron los quebrantos. Hoy elevo mis rodillas para dejar partir también las esperanzas que no han muerto, pero sí declinan. Hoy me levanto de estas maderas, roídas por lo salobre de mis llantos. Hoy agito mi mano como saludando en lontananzas a ese instante mágico en que nos conocimos. Hoy sé que emigras de mis abrazos buscando otros puertos y otros mares. Hoy sé que no fue posible un navegar juntos, pero es preferible a naufragarnos en destiempos y rencores. Hoy aún siento, ese vacío enrarecido, como extraño es el aire sin la proximidad de tus labios. Y siempre hablaré de ayeres con tu mano sosteniendo la mía, y siempre evocaré la sonrisa perpetua de tus ojos. Y siempre seremos ese amor de leyenda escrito en anversos de tus silencios y los míos. Y has partido… y este irascible corazón que recién se ha percatado. Ha sido tristeza honda lo perentorio de este amor en llaga viva. Ha sido nostalgia el lenguaje agónico de mis lágrimas. Ha sido impotencia esta necesidad de comprender el porqué de los caminos que bifurcan. Ha sido, ha sido tanto devorando nadas. Y has sido el más bello canto de mi vida tan callada.
Y aquí estoy… dando vuelta sobre mis pasos detenidos, para emprender un camino incierto, pero mío. Decirte que no muere un amor genuino, solo transmuta como oruga en mariposa… solo cambia de dolor a beldad y reminiscencia. Y aunque tu partida, será impronta en el aroma de los abrazos perdidos. Y aunque tus huellas también sepan de mi ausencia…hay un lazo que nos ha unido. Somos peregrinos de un amor que se resiste a morir en vano. Hoy desnudo mi alma en estos inviernos cruentos… pues ya llega la primavera para reverdecerme de espinas y también de pétalos la vida. Hoy me animo, a seguir mis pasos… en este camino incierto que me depara mi propio destino. Y cuando en este viaje ya no compartido… nuestros nombres se tornen presente en las reminiscencias… búscame en el sigilo de la noche que ahí, ahí siempre te estaré amando.
Diego López
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