Diego Lopez
Hace 13 horas cerca de Ciudad de Córdoba (Argentina) · Editado
DE CUANDO A UNO LO ELIGEN LAS PALABRAS…
No sé, tal vez la grisácea noche llorando nostálgicas gotas sobre mi vista hastiada y solitaria… le den sentido a este escrito. No sé, tal vez la necesidad de expresarme… como tantas veces lo he hecho. No sé, quizás un vacío colmando mis silencios que comulgan con los tormentos… me estén haciendo decir o pronunciarme. Y cuando las palabras arriban a uno en esa mágica alquimia de plumas y sentires… solo hay que dejarse llevar.
A fin de cuentas, el oficio de Escritor (sí, va con mayúsculas porque así lo siento) es un don adquirido en el paso del tiempo… escapando a títulos de grado o acumulación de años. Tengo la certeza de que escritor es quien puede escribir un sentir o un pensamiento perpetuándolo en el tiempo. Sí, es cierto, los diamantes se pulen... pero siempre serán diamantes. En mi haber moran unos pocos años de experiencias y sentimientos que no tienen desperdicio… porque he sido poema, he sido verso y también prosa, porque he sido un rasgueo inequívoco de sentires y pensamientos. Porque he sido respirar continuo de letras con propósitos y destinos. A veces me ha ganado el silencio y callé casi toda una vida mis propias palabras… mis propios adentros. A veces mis huellas perecen en el olvido porque el polvo sepulta el hastío, y a veces surco mis improntas sabiendo ya son leyenda. Tantos quizás, a veces, tal vez… tanta incertidumbre como tantas veces peregrino anónimo en la acera de la vida. Y transito mi camino sin un faro encendido bajo el oleaje embravecido de mis quebrantos, y transito mi senda sin saber el punto de llegada… ni mucho menos el de partida. La noche continúa silenciosa… como queriendo oír los latidos de mi alma en este rasgueo de letras erráticas. No, no es tan delirado el loco que sabe de corduras… como el sueño que sabe de aleteos en lontananzas. No, no es la salida del laberinto lo que importa… sino saber recorrerlo. No, no es fundamental saber consolar la lágrima… sino entender su significancia y aceptarla.
El oficio de escritor, un don que no a todos besa el alma. Escribir es sin miramientos, la voz del que ha mutilado el mismo tiempo en sus labios. La responsabilidad del bardo y poeta… ser eco perpetuo de quien lo contempla. No importa la herida que es musa de una letra, o la muerte devorando versos malgastados… importa el lector que se refleja como espejo de un poema. Y sí, hay cruces lacerando espaldas en un punto y aparte… como duele el seno mutilado por el carcoma en metáforas. Y sí, hay mierda en las palabras que no escribo como putas queriendo seducir mis paupérrimos bosquejos de letras. Ay, el oficio de escritor… quien lo abrace me entienda… quien lo entienda me perdone… y quien me perdone definitivamente me condene a la redención eterna que mora en una palabra.
DE CUANDO A UNO LO ELIGEN LAS PALABRAS… Y SE DEJA SEDUCIR POR ELLAS.
Diego López
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