Había magia en sus ojos… se la respiraba eterna
había fuego en su mirada… se le encendía viva.
Había hambre en sus ojos… avizorando mañanas
había esperanza en su mirada… buscando ayeres.
Hoy… sus ojos se perdieron en las alas de un sueño
hoy… sus ojos se tornaron verso de ningún poema.
Porque mañana siempre serán… ojos que sueñan
Diego López
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