LA CARTA de DOS
Hoy escribí una carta que no me animé a enviarte. Tal vez porque todavía me duele. Tal vez porque aún siento culpa. Tal vez porque soy cobarde. Tal vez porque todavía te quiero
y no quisiera lastimarte ni con el roce de una flor. Tal vez la estés esperando. En ella no digo adiós. Tampoco te confirmo en medio de mis esperanzas. Tampoco te he confinado al olvido. No sé ni en dónde estoy. Si miro nuestras vidas lo pienso y debería actuar de inmediato. Si escucho nuestras voces se parecen al llanto. Si observo nuestros miedos, se desvanecen al pensarnos juntos. Si trato de recordar los besos, solo de noche y en mis sueños los puedo sentir. Te apareces por las noches, cuando toda gota de sentido se pierde en las sombras y somos quienes en realidad somos. Entonces decidí dejar pasar el tiempo. Tú no vienes y yo no voy. Tal vez así logremos aplastar los imposibles. No es sencillo pero se puede aceptar. Las estrellas le perdonan a la tormenta que no las deja con su luz. El sol no protesta cuando se suceden los días nublados. Pero las tormentas se hacen notar en medio de los truenos y rayos…Si estamos atormentados no habrá mundo que no nos escuche. Toma tu pluma y dime: Si tú y yo nunca fuimos mansas estrellas y relucientes soles desde que nos conocimos… ¿Qué propones de ahora en más?
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