Tristeza de poeta
Dicen que los cóndores llegan al cielo y a veces lo creo así. La gaviota que vuela en el mar lo mira entre admirada y enamorada. Ella a veces se posa en las piedras y espera que llegue. Pero el cóndor no sabe de citas que él mismo no haya preparado. Ella muere de amor y al fin se junta a otras y emprende otro camino y al igual que el mar, se piensa golpeando las piedras para que el ruido atraiga la curiosidad del cóndor. Sus compañeras terminan arrastrándola para sacarla de su capricho…¿Quién dijo que era un capricho? No todos los días se conoce a un cóndor…Un día estaban todas (unas diez) reunidas en las piedras. Sólo una de ellas era capaz de recitar una poesía-Por supuesto la enamorada del cóndor. En eso estaban cuando una mínima oscuridad las sacó de su atención a la poesía. Nunca nadie había visto al cóndor de cerca. A muchas de las gaviotas les pareció feo y monstruoso. En cambio a la poeta le temblaban las patas…
Pensó que la elegiría y la llevaría con él. La poesía había debilitado a la gaviota y ella soñaba y creía de verdad que el cóndor era su destino…Sin embargo ese día el cóndor, que solamente comía carroña por su naturaleza, solo había bajado a nutrirse de una gaviota muerta…
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