Una temblorosa nube oscurece todo. Quieres acordarte de los navíos
que surcaron una vez por los mares intrépidos de las miradas sin conciencia...
y te trepan para no dejarte olvidar ni siquiera los instantes, ni las horas
apesadumbradas que te hicieron llorar; ni tus manos heridas de tanto dar responden para auxiliarte. Te dejas caer ante lo inevitable. ¡Las llamas que te arrastran y no puedes hacer más que cerrar los ojos!
Ante esto están los sueños que se tienden misericordiosos, pero los rechazas, quieres la realidad porque tu signo de tierra te ha pegado los pies a ella
y nada detiene su orfandad.
Quieres sentirte mimada como en el vientre de tu madre;
quieres explicaciones para los absurdos que tú misma provocaste y es allí donde
el desconsuelo te hace ver que desearías retroceder, ese paso que nunca darías en tus cabales. Pero es más fuerte el reclamo de la correntada que arrastra tus mejores intenciones y las arroja al vacío de las cataratas sin tiempo…
AMPARO ESTÉVEZ SAVIZA
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